Una vez más un terremoto ha asolado Chile. Estuve recordando cuando fui por primera vez a Chiloé, en el centro-sur de ese país, en 1995, y entre los muchos lugares que visité estaba el pequeño poblado costero de San Juan. San Juan había sido arrasado por el gran sismo de 1960 y entre otros daños, el mar se había llevado entero su cementerio, situado junto a la playa. Desde entonces, cada tanto, la marea devolvía, como para disculparse, pedazos de tumbas y panteones, que aparecían en la orilla como macabro recordatorio de la tragedia.
Me pregunto si ese pequeño y hermoso caserío de pescadores, con su antigua iglesia de madera y su nuevo cementerio no lejos de donde estuvo el anterior, habrá sobrevivido esta vez a la furia de los 8,8 grados del temblor de ayer de madrugada.
domingo, 28 de febrero de 2010
sábado, 27 de febrero de 2010
Por si acaso
En los canales de Venecia no había muchos turistas a esa hora y los gondolieri habían amarrado sus barcas a las orillas y se habían ido a hacer algo más productivo en otra parte.
Pude ver que el propietario de una de las góndolas había colocado una imagen del puente del Rialto en su interior, bien a la vista.
El mal tiempo no es infrecuente en la Serenísima y el marino no quería arriesgarse a que alguno de sus clientes alegase que no había podido ver nada a causa de la niebla y se negase a pagar el paseo, supongo.
Previsor, el hombre.
viernes, 26 de febrero de 2010
Roma
Llegamos a Roma tarde por la noche y salimos apresuradamente a buscar un lugar adonde cenar antes de que cerrasen todos los restaurantes del barrio.
En uno que aún permanecía abierto habían colocado una mesa en la vereda, esperando por algún cliente tardío. La mesa con su mantel blanco y las copas frente a los tranvías parados en medio de la noche, me pareció escapada de la escenografía de alguna película de Fellini.
En uno que aún permanecía abierto habían colocado una mesa en la vereda, esperando por algún cliente tardío. La mesa con su mantel blanco y las copas frente a los tranvías parados en medio de la noche, me pareció escapada de la escenografía de alguna película de Fellini.
jueves, 25 de febrero de 2010
Refrescándose
No, no es una imagen tomada el lunes pasado en Montevideo, cuando llovió tanto que parecía que la ciudad iba a quedar parecida a Venecia, pero sin el Rialto. Fue en Nasik, a 185 km de Mumbai, en la India, en 2008. Eran peregrinos -Nasik es una ciudad de peregrinación- refrescándose en las sagradas aguas del rio Godavari, que atraviesa la ciudad.
miércoles, 24 de febrero de 2010
Paisajes
La Rambla Sur de Montevideo es muy interesante, con el rio-mar como su atracción estelar. Una de sus vistas más interesantes, sin embargo, no está relacionada directamente con éste, ni con los pescadores en su orilla, ni con la orla urbana que lo bordea, sino con otro tipo de paisaje, un paisaje muy rico surgido del mundo interior de la artista Virginia Patrone y materializado sobre el muro posterior de una humilde gasolinera. Ars longa, vita brevis.
martes, 23 de febrero de 2010
Inútil espera
Allí estaban, silenciosos, a la espera de eventuales clientes, para poder revivir pasadas épocas de gloria, cuando servían a sus dueños fielmente, aún cuando la devoción y el cariño no fuese siempre recíprocos.
Una hermosa reja que conociera épocas mejores los protegía de las miradas indiscretas, había agua fresca en abundancia y el paisaje alrededor era simple y bucólico. ¿Porqué nadie viene ya a utilizar nuestros servicios? -seguramente se preguntaban.
Los pobres bidets parecían ignorar lo desagradecidos que somos los humanos a veces con quienes nos sirven con dedicación, no de balde permanecen sentados en medio del campo, esperando inútilmente.
Una hermosa reja que conociera épocas mejores los protegía de las miradas indiscretas, había agua fresca en abundancia y el paisaje alrededor era simple y bucólico. ¿Porqué nadie viene ya a utilizar nuestros servicios? -seguramente se preguntaban.
Los pobres bidets parecían ignorar lo desagradecidos que somos los humanos a veces con quienes nos sirven con dedicación, no de balde permanecen sentados en medio del campo, esperando inútilmente.
lunes, 22 de febrero de 2010
Conventilleras
Estaba haciendo un reportaje para la agencia en la llamada "Ciudad de la Costa", al este de Montevideo, cuando me crucé con ellas: estaban juntitas, agazapadas al borde de la ruta, fisgoneando a los que pasaban por allí en sus vehículos o a pie y chismorreando, sin dejar títere con cabeza, unas auténticas brujas. Y el perrito, aunque estaba a sus espaldas, no se les quedaba atrás, me pregunto si no tendría nada mejor para hacer que meter el hocico adonde no lo necesitan.
domingo, 21 de febrero de 2010
Cometa
Por alguna curiosa asociación de ideas, al revisar mi archivo para elegir la foto de hoy, de inmediato saltó ésta, que de algún modo misterioso creo que está relacionada con la de ayer. Y no a causa del lugar, precisamente, la tomé en la pequeña ciudad de Goiás Velho, en el centro de Brasil, cuando fui a fotografiar su particular celebración de la Semana Santa en 1990.
sábado, 20 de febrero de 2010
Potala
Acababa de llegar a Lhasa, capital del Tibet, desde el aeropuerto, situado a 90 kilómetros de distancia, nada menos. A pesar de los 4.000 metros de altitud, me sentía espléndidamente, así que largué el equipaje en el hotel y salí corriendo, o al menos, caminando deprisa, a beberme la ciudad de un trago con los ojos.
Frente al antiguo palacio del Potala, que fue la residencia del Dalai Lama (y de sus predecesores) hasta que abandonó el país, peregrinos venidos de quién sabe qué recónditos lugares, vendedores de recuerdos y turistas generaban un movimiento continuo que por momentos se parecía a un ballet, las escenas en el visor se iban armando solas y la cámara se disparaba, también por su cuenta, como en este caso. ¡No fui yo, lo juro, fue el Ello!
Frente al antiguo palacio del Potala, que fue la residencia del Dalai Lama (y de sus predecesores) hasta que abandonó el país, peregrinos venidos de quién sabe qué recónditos lugares, vendedores de recuerdos y turistas generaban un movimiento continuo que por momentos se parecía a un ballet, las escenas en el visor se iban armando solas y la cámara se disparaba, también por su cuenta, como en este caso. ¡No fui yo, lo juro, fue el Ello!
viernes, 19 de febrero de 2010
Concentración
jueves, 18 de febrero de 2010
Frenesí
De regreso en Montevideo, en el trabajo, una vez más sometido al continuo aburrimiento de las noticias internacionales, repetitivas y por momentos hasta previsibles, no puedo menos que recordar con respeto a esos nobles y esforzados ciudadanos que debieron quedarse en Piriápolis, enfrentados diariamente a la dura tarea de hacer que el día transcurra lo mejor posible, en medio de electrizantes partidos -¿o debería decir mejor, batallas?- de bochas, junto al mar. Así es la vida, siempre hay seres heroicos que deben sacrificarse por los demás...
miércoles, 17 de febrero de 2010
Curioso
Los jóvenes músicos de una orquesta juvenil tocaban sus instrumentos con entusiasmo en medio de la Peatonal Sarandí para solaz de transeútes y turistas, solicitando apoyo económico para poder participar en un próximo encuentro internacional en España. No se me ocurre qué podría ser lo que tenía tan intrigado al caballero de la derecha, pero por el escorzo asumido por su cuello y cabeza, deduzco que era alguna cosa, un cartel o inscripción, por ejemplo, que estaba torcida o de lado. Debe de ser irritante terminar con una contractura cervical simplemente por ser curioso.
martes, 16 de febrero de 2010
Despedida
Se me acabaron las vacaciones estivales y a disgusto he debido despedirme de la arena rubia y del "proceloso mar", como dice en la Ilíada. Fueron quince días de deliberado ocio, de abundante lectura y de largas y demoradas nadadas a lo largo de la costa, asomando la cabeza del agua cada tanto para disfrutar la vista de la ciudad a lo lejos. También hice algunas fotos. Haciendo el balance, no me puedo quejar.
También lo bueno se acaba, como me dice mi dentista como consuelo al terminarme un tratamiento de conducto.
También lo bueno se acaba, como me dice mi dentista como consuelo al terminarme un tratamiento de conducto.
lunes, 15 de febrero de 2010
Efímera
¡A bailar, a gozar, que el sol se pone, el Martes de Carnaval todo se termina y la vida de las mariposas efímeras llega a su fin!
Parece que fue ayer cuando bailabas a lo largo de esta misma avenida Rio Branco, sintiendo las miradas brillantes de deseo de los hombres clavándose como excitantes agujas en tu cuerpo moreno.
Los demás danzan y giran riendo a tu alrededor, ajenos a tu creciente melancolía. En breve habrás partido y de ti no quedará gran cosa, ni siquiera el leve recuerdo de tus cada vez más inútiles alas.
(No quería dejar concluir el carnaval sin poner alguna imagen alusiva y como el carnaval de Piriápolis no es muy interesante, preferí utilizar esta otra)
Parece que fue ayer cuando bailabas a lo largo de esta misma avenida Rio Branco, sintiendo las miradas brillantes de deseo de los hombres clavándose como excitantes agujas en tu cuerpo moreno.
Los demás danzan y giran riendo a tu alrededor, ajenos a tu creciente melancolía. En breve habrás partido y de ti no quedará gran cosa, ni siquiera el leve recuerdo de tus cada vez más inútiles alas.
(No quería dejar concluir el carnaval sin poner alguna imagen alusiva y como el carnaval de Piriápolis no es muy interesante, preferí utilizar esta otra)
domingo, 14 de febrero de 2010
Autorretrato
Hoy el cielo amaneció despejado, pero con demasiado viento y oleaje para ir a nadar, así que tras levantarme (tarde) y leer un buen rato decidí salir a correr un poco.
De regreso, algunos kilómetros después, tras convencerme de que sigo estando desentrenado, decidí salir de caza fotográfica, como casi todos los días, actividad placentera, y por cierto, bastante menos trabajosa.
Frente al Argentino Hotel me crucé con esos dos caballeros, uno concentrado en su libro y el otro en el ritmo de su respiración, en plena carrera. Fue un poco como fotografiarme a mí mismo.
De regreso, algunos kilómetros después, tras convencerme de que sigo estando desentrenado, decidí salir de caza fotográfica, como casi todos los días, actividad placentera, y por cierto, bastante menos trabajosa.
Frente al Argentino Hotel me crucé con esos dos caballeros, uno concentrado en su libro y el otro en el ritmo de su respiración, en plena carrera. Fue un poco como fotografiarme a mí mismo.
sábado, 13 de febrero de 2010
Súbita luna
La playa estaba colmada de bañistas cuando comenzó a llover, primero suavemente, como pidiendo permiso, y tras algunos titubeos, con más fuerza, marcando presencia, definitivamente. En pocos minutos la arena húmeda quedó desierta y mientras la lluvia caía con cada vez más fuerza y la ciudad, a lo lejos, comenzaba a ocultarse tras un velo de agua, de pronto salió la luna, una luna llena espléndida, tan sólo unos pocos pasos delante de mí.
O eso me pareció, al menos, en ese momento; estaba demasiado ocupado ajustando el paraguas para que los goterones no me empapasen la cámara.
O eso me pareció, al menos, en ese momento; estaba demasiado ocupado ajustando el paraguas para que los goterones no me empapasen la cámara.
viernes, 12 de febrero de 2010
El laberinto
Los dos adultos les estaban construyendo un laberinto sobre la arena y los pequeños correteaban por su interior buscando la salida, actuando como si de verdad estuviesen extraviados, a lo Hansel y Gretel.
Como sus paredes eran bajas no le di demasiada importancia al tema, pero volví a pasar por el lugar horas más tarde y no vi a nadie, lo que me causó cierta inquietud, debo confesarlo. Los laberintos, por simples e inocentes que parezcan, siempre me causaron un poco de temor.
jueves, 11 de febrero de 2010
Cosas de flores
Las flores del cantero se morían de envidia al ver a sus hermanas, ubicadas sobre el flotante vestido de esa mujer que pasaba junto a ellas rápidamente sin siquiera mirarlas, porque aunque iguales a ellas, gozaban del indudable privilegio de poder pasearse por la ciudad sorprendiéndose a cada instante con la vida a su alrededor, e incluso de poder charlar con otras flores de tanto en tanto.
"¡La vida es injusta!" -rezongaban con resentimiento- y en eso no se diferenciaban para nada de nosotros los humanos.
"¡La vida es injusta!" -rezongaban con resentimiento- y en eso no se diferenciaban para nada de nosotros los humanos.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Muñoz Molina
Recostada en su vieja reposera de aluminio, Pola se entretiene leyendo a Antonio Muñoz Molina, uno de sus escritores preferidos, quien gentilmente accedió a bajar con nosotros hasta la playa.
Por cierto, estamos en Piriápolis en buena compañía: yo vine junto con Bowles, ya citado, con el turco Orhan Pamuk y, el plato fuerte, nuestro conciudadano Onetti, quien hasta ahora, sin embargo, no se ha dignado dejar la casa, sospecho que porque el sol lo fastidia. Ya en el balneario me encontré con mi viejo conocido, el argentino Juan José Saer, que me fue presentado hace algún tiempo aquí mismo.
A Pola la acompañan Muñoz Molina, ya mencionado, el húngaro Sandor Márai y otro compatriota suyo de nombre compuesto que no consigo memorizar por completo, aunque sí que termina en "Nagy" y que vino en un libro de tapas duras que ella lee subrayando, aquí y allá, determinados pasajes con todo cuidado, utilizando una regla.
Estamos "en patota", como quien dice.
Por cierto, estamos en Piriápolis en buena compañía: yo vine junto con Bowles, ya citado, con el turco Orhan Pamuk y, el plato fuerte, nuestro conciudadano Onetti, quien hasta ahora, sin embargo, no se ha dignado dejar la casa, sospecho que porque el sol lo fastidia. Ya en el balneario me encontré con mi viejo conocido, el argentino Juan José Saer, que me fue presentado hace algún tiempo aquí mismo.
A Pola la acompañan Muñoz Molina, ya mencionado, el húngaro Sandor Márai y otro compatriota suyo de nombre compuesto que no consigo memorizar por completo, aunque sí que termina en "Nagy" y que vino en un libro de tapas duras que ella lee subrayando, aquí y allá, determinados pasajes con todo cuidado, utilizando una regla.
Estamos "en patota", como quien dice.
martes, 9 de febrero de 2010
La sombra
Continúo leyendo el libro de Bowles al que hacía referencia ayer y sus relatos sobre Marruecos, país en el que vivió muchos años y que conocía muy bien, me retrotraen a un breve recorrido -de apenas cuatro semanas- que hice por ese país entre diciembre de 1980 y enero de 1981.
La imagen de hoy la tomé desde la terraza de mi hotel en la pequeña población de Goulimine, en los confines del Sahara, frecuentada por los llamados "hombres azules". Las dos mujeres adultas y la niña habían abandonado la seguridad de la sombra para adentrarse en la luz resplandeciente del mediodía con cortos pasos apresurados, como si quisieran huir de la oscuridad cegadora. Pero me temo que fue en vano; tras unos momentos de embriagadora y desconcertante libertad, la negra sombra se abalanzó sobre ellas para capturarlas con arrogante omnipotencia y devolverlas al sitio que se les había asignado.
La imagen de hoy la tomé desde la terraza de mi hotel en la pequeña población de Goulimine, en los confines del Sahara, frecuentada por los llamados "hombres azules". Las dos mujeres adultas y la niña habían abandonado la seguridad de la sombra para adentrarse en la luz resplandeciente del mediodía con cortos pasos apresurados, como si quisieran huir de la oscuridad cegadora. Pero me temo que fue en vano; tras unos momentos de embriagadora y desconcertante libertad, la negra sombra se abalanzó sobre ellas para capturarlas con arrogante omnipotencia y devolverlas al sitio que se les había asignado.
lunes, 8 de febrero de 2010
Contacto
Tengo una primicia absoluta y puedo probarlo de forma irrefutable: ellos han llegado y están entre nosotros, de manera discreta, pero inexorable. La prueba de ello, la fotografía que adjunto y todo el mundo sabe, porque lo han repetido hasta el hartazgo, que la fotografía es incapaz de mentir.
Lucen diferentes a nosotros, pero no tanto como para que no los podamos identificar. Solo nos resta esperar a ver su reacción cuando se den cuenta de cómo somos realmente los humanos, me temo que no les caigamos demasiado bien.
Pero no, quizás exagere y me ha arrastrado algún impulso o deseo ocultos, o simplemente, como estoy leyendo un libro de relatos de viaje del escritor Paul Bowles, titulado precisamente "Their heads are green and their hands are blue" (Sus cabezas son verdes y sus manos azules), estoy un poco influenciado y se me ha ido la mano.
Lucen diferentes a nosotros, pero no tanto como para que no los podamos identificar. Solo nos resta esperar a ver su reacción cuando se den cuenta de cómo somos realmente los humanos, me temo que no les caigamos demasiado bien.
Pero no, quizás exagere y me ha arrastrado algún impulso o deseo ocultos, o simplemente, como estoy leyendo un libro de relatos de viaje del escritor Paul Bowles, titulado precisamente "Their heads are green and their hands are blue" (Sus cabezas son verdes y sus manos azules), estoy un poco influenciado y se me ha ido la mano.
domingo, 7 de febrero de 2010
Lluvia
Coincidiendo -naturalmente- con mis vacaciones, estos últimos días ha estado lloviendo, luego sale el sol, vuelve a llover, hasta sacarnos prácticamente de quicio.
Hoy diluvió durante casi todo el día. Parece que estuviéramos en un país tropical, pensé en determinado momento, pero luego me acordé de lo que es que llueva en serio, profesionalmente, como en la India cuando llegan los monzones y eso me sirvió de consuelo.
Hoy diluvió durante casi todo el día. Parece que estuviéramos en un país tropical, pensé en determinado momento, pero luego me acordé de lo que es que llueva en serio, profesionalmente, como en la India cuando llegan los monzones y eso me sirvió de consuelo.
sábado, 6 de febrero de 2010
Tránsito
Fui a cruzar la calle y di un respingo porque me pareció que la camioneta, con el perrito al volante, se me venía encima. Pero de inmediato reaccioné y me dije que no podía ser que el animalito fuese el conductor, porque iba a la derecha y todos sabemos que en nuestro país, como en el resto del continente, el volante está a la izquierda.
Fue un alivio; con esto de las vacaciones muchos veraneantes andan por ahí que parecen descerebrados y se comportan en el tránsito como auténticos animales. Menos mal.
Fue un alivio; con esto de las vacaciones muchos veraneantes andan por ahí que parecen descerebrados y se comportan en el tránsito como auténticos animales. Menos mal.
viernes, 5 de febrero de 2010
Castillito
Una de las cosas que más me gusta de Piriápolis es su relativa tranquilidad y su consistente atmósfera provinciana, y exactamente lo opuesto puedo decir de Punta del Este, por ejemplo.
A lo largo de los años, Piriápolis ha sabido conservar un cierto aire ligeramente decadente que me parece encantador. Fuera de los meses de verano, aquí uno siente como si hubiese retrocedido en el tiempo.
La mayor amenaza proviene de la especulación inmobiliaria desenfrenada, que puede alterar el carácter de cualquier barrio o ciudad hasta dejarlos irreconocibles.
Por eso me preocupó comprobar -esta misma tarde- la construcción, seguramente irregular, de un castillo precisamente junto al mar, en un lugar privilegiado.
Sí, ya sé que es pequeñito, pero por algo se empieza, ¿no?
jueves, 4 de febrero de 2010
Detalle
Por cierto Montevideo luce cada vez mejor; se hace un esfuerzo constante para mejorar su imagen, se trata de mantener los monumentos lo menos vandalizados posible, se barren las calles, la ciudad de hoy luce mucho más hermosa y alegre que la de, digamos, treinta años atrás.
Sin embargo, en esa imagen, por ejemplo, hay algo que desentona, que no está bien, no sé bien qué es, pero no funciona, hay que arreglarlo ya. No es posible darse por satisfecho cuando existen ciertas disonancias. Lo que anda mal hay que arreglarlo ¿o no?
miércoles, 3 de febrero de 2010
Prevenidos
Hoy llovió a baldes acá en el balneario, pero ya ayer, cuando tomé esta foto, se veía venir el agua. El cielo estaba color ceniza y los colores del paisaje brillaban...por su ausencia.
Pero hay gente inteligente y previsora que viaja con ellos siempre a mano y por eso el mal tiempo no los afecta tanto. Por añadidura, le alegran un poco la playa a los demás. ¡Gracias, amigos, por las buenas ondas!
Pero hay gente inteligente y previsora que viaja con ellos siempre a mano y por eso el mal tiempo no los afecta tanto. Por añadidura, le alegran un poco la playa a los demás. ¡Gracias, amigos, por las buenas ondas!
martes, 2 de febrero de 2010
Creencias
Anoche, después de colocar en mi página la fotografía del señor de los anzuelos, estuve pensando en qué diferentes pueden ser los sistemas de creencias de la gente y cuán disímiles las maneras de alcanzar el éxtasis místico.
Finalmente habíamos llegado a Piriápolis tras un día bastante complicado y estábamos cenando en el fondo de la casa, rodeados de plantas. En la oscuridad no podíamos ver las flores, pero podíamos sentir su aroma. Un sapo solitario competía en ofrecernos la música de fondo con el saxo de Dexter Gordon que se dejaba oir desde el equipo de música, en una grabación de inicios de los sesenta, uno de sus mejores períodos (¿tuvo algún período mejor que otro?) Acabábamos de escuchar "You've changed" y Dexter estaba en medio de la maravillosa "Don't explain". Descansando y cenando plácidamente, escuchando al gran Dexter (y al pequeño, pero meritorio sapo), de pronto me pareció sentirme, aunque no fuese más que por un breve lapso, en el paraíso.
Sin duda que lo mío es más fácil que lo de los faquires, e incluso que lo de los amigos de la foto de hoy, tomada hace más de treinta años en Chichicastenango. Había terminado la misa dominical y el cura había cerrado la iglesia, los fieles rezagados debieron contentarse con rezar y quemar copal frente a la puerta trancada, como si estuvieran en penitencia.
Finalmente habíamos llegado a Piriápolis tras un día bastante complicado y estábamos cenando en el fondo de la casa, rodeados de plantas. En la oscuridad no podíamos ver las flores, pero podíamos sentir su aroma. Un sapo solitario competía en ofrecernos la música de fondo con el saxo de Dexter Gordon que se dejaba oir desde el equipo de música, en una grabación de inicios de los sesenta, uno de sus mejores períodos (¿tuvo algún período mejor que otro?) Acabábamos de escuchar "You've changed" y Dexter estaba en medio de la maravillosa "Don't explain". Descansando y cenando plácidamente, escuchando al gran Dexter (y al pequeño, pero meritorio sapo), de pronto me pareció sentirme, aunque no fuese más que por un breve lapso, en el paraíso.
Sin duda que lo mío es más fácil que lo de los faquires, e incluso que lo de los amigos de la foto de hoy, tomada hace más de treinta años en Chichicastenango. Había terminado la misa dominical y el cura había cerrado la iglesia, los fieles rezagados debieron contentarse con rezar y quemar copal frente a la puerta trancada, como si estuvieran en penitencia.
lunes, 1 de febrero de 2010
Molestia
Estoy bastante molesto con el calor, realmente agobiante (e incluso más) y decidí utilizar la conocida táctica de pensar que hay gente que la pasa aún peor para consolarme.
El caballero de la foto, por ejemplo, era un devoto del dios hindú Lord Muruga durante el interesante festival del Thaipusam, celebrado en las cuevas de Batu, en Kuala Lumpur. Para demostrar el poder de la mente y lo poderoso que es el auxilio del mentado dios, en esa fecha un gran número de fieles se perfora la piel con diversos objetos metálicos: anzuelos, agujas, cuchillos y demás y les cuelgan fruta, por ejemplo (eso es muy práctico) o arrastran carritos con cadenas fijas a los anzuelos (a esto último no le encontré tanta utilidad).
Todo eso para decirles que si bien el calor es fastidioso, éso sí que es molesto.
El caballero de la foto, por ejemplo, era un devoto del dios hindú Lord Muruga durante el interesante festival del Thaipusam, celebrado en las cuevas de Batu, en Kuala Lumpur. Para demostrar el poder de la mente y lo poderoso que es el auxilio del mentado dios, en esa fecha un gran número de fieles se perfora la piel con diversos objetos metálicos: anzuelos, agujas, cuchillos y demás y les cuelgan fruta, por ejemplo (eso es muy práctico) o arrastran carritos con cadenas fijas a los anzuelos (a esto último no le encontré tanta utilidad).
Todo eso para decirles que si bien el calor es fastidioso, éso sí que es molesto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)