viernes, 26 de febrero de 2010

Roma

Llegamos a Roma tarde por la noche y salimos apresuradamente a buscar un lugar adonde cenar antes de que cerrasen todos los restaurantes del barrio.
En uno que aún permanecía abierto habían colocado una mesa en la vereda, esperando por algún cliente tardío. La mesa con su mantel blanco y las copas frente a los tranvías parados en medio de la noche, me pareció escapada de la escenografía de alguna película de Fellini.