domingo, 31 de enero de 2010

Niebla






V
ista del Cairo desde el puente de Zamalek, un día de niebla.
Los tres hombres del primer plano probablemente estaban haciendo lo mismo que hacía yo desde más atrás, mirar el Nilo y la ciudad parcialmente oculta por la niebla.

sábado, 30 de enero de 2010

Atuendo





F
ue durante algún tipo de acto público o ceremonia oficial que ya no recuerdo, el joven de la foto tenía ese atuendo, vaya uno a saber porqué, la gente es rara y a veces hace cosas que nos parecen incomprensibles, pero cada uno es como es, debemos aprender a respetar las excentricidades de los demás si queremos que respeten las nuestras.

viernes, 29 de enero de 2010

Paisano



El paisano estaba muy interesado en las
guitarras expuestas en la vidrira del comercio. No recuerdo si había dejado o no su caballo amarrado a un palenque cercano. Como fue en plena avenida 18 de Julio, lo creo, pero tampoco niego enfáticamente esa posibilidad, siempre hay que dejar alguna puerta abierta al misterio.

jueves, 28 de enero de 2010

Alternativa

Una alternativa para escapar al calor de enero es encerrarse en lugares sombríos y dedicarse a actividades que exijan poco esfuerzo físico, tales como leer el diario o jugar al billar, como estos señores.

miércoles, 27 de enero de 2010

Vieja esquina

No era la primera vez que fotografiaba la esquina adonde tomé la imagen que publiqué ayer.
En 1972 acababa de comprarme mi primera cámara Leica M-3, que aún conservo en perfecto estado, pese a su intenso uso, y cuando vi a los dos borrachos dormidos en el umbral de la puerta, recuerdo que me tiré en marcha del viejo ómnibus Leyland de plataforma para poder fotografiarlos.
Supongo que se trataría de un club político colorado, la imagen de don Pepe Batlle arriba, seguida por el número de la lista que había sido de su hijo Luis Batlle Berres (15) y los dos ebrios abajo de todo, me pareció en cierto modo un símbolo del progresivo deterioro del Partido Colorado, que en ese momento estaba en el gobierno representado por el señor Bordaberry, de triste fama.

martes, 26 de enero de 2010

Gargolita


¡P
obre gárgola, tan chiquita, perdida allá arriba, en el borde inferior de ese viejo balcón corroído por el tiempo e invadido por inútiles brotes de los plátanos cercanos, conviviendo con el esqueleto infame de un cartel luminoso ya olvidado!
Hubo una época, cuando la casa que te alberga era nueva, en la que tu pequeña boca vertía orgullosa el agua de la lluvia hacia la calle; hoy quizás ni eso hagas, eres un vano recuerdo de tiempos que supieron ser mejores para ti.

lunes, 25 de enero de 2010

Alternativa

Quizás haya sido a causa del calor -no está como para calentarse aún más la cabeza pensando- pero el caso es que ayer domingo, los ajedrecistas del quiosco de 18 de Julio que he fotografiado tantas veces en mi camino de ida o de vuelta del trabajo, decidieron cambiar un poco y utilizando la mesita-tablero como simple mesa de juego (¡oh sacrilegio!), se enfrascaron en una intensa partida de truco en medio de la vereda. Ya no se puede confiar ni siquiera en los fanáticos...

domingo, 24 de enero de 2010

Reflejos

Una de mis primeras y más constantes fuentes de inspiración en fotografía fue y es la obra del gran fotógrafo húngaro André Kertész (1894-1985). En 1954 Kertész, que por entonces vivía, un poco a desgano, en Nueva York, publicó un hermoso librito de imágenes, una joya que engalana mi biblioteca, titulado "Washington Square". En éste el fotógrafo, que en ese momento tenía más o menos la misma edad que yo tengo ahora, incluía una serie de tomas realizadas desde su propio apartamento, ubicado en un piso elevado en las cercanías de dicha plaza.
Desde que vi por vez primera esas bellísimas imágenes, cada vez que paso cerca de una ventana en un piso alto, sucumbo a la tentación de asomarme para ver si yo también puedo lograr una buena toma.
La de hoy la hice en 2007 desde la ventana del desk en AFP en Montevideo, que da hacia "Independencia Square". Es la misma vista que veo cada día desde mi mesa de trabajo, que cambia con cada hora y época del año y no me canso de contemplar.
Y cada vez que miro una de mis fotografías tomadas desde las alturas, como ésta, pienso en el Gran André Kertész.

sábado, 23 de enero de 2010

Actividad

Ya sea al ir o al retornar a pie del trabajo, casi invariablemente atravieso la Plaza del Entrevero, en pleno centro de Montevideo. Me gusta pasar por ese espacio urbano tan lleno de animación, notable ejemplo del dinamismo de nuestra sociedad, en constante y alegre movimiento.

viernes, 22 de enero de 2010

Calor II

Durante todo el año, pero naturalmente más durante los meses de verano, la regulación de la temperatura en el desk es un problema constante. El gran número de computadoras, impresoras y otros aparatos generadores de calor, la carencia de un sistema acondicionador eficaz (!) y, last but not least, las diferencias de percepción acerca de lo que es una temperatura confortable, crean no pocas discusiones entre el grupo de los perpetuos acalorados y el de los permanentemente congelados.
Un argumento común de los primeros en pro de bajar la temperatura, es que siempre es posible, para el que tenga frío, abrigarse, mientras que lo opuesto no es así, no es posible desnudarse para trabajar.
No todos consideran esto una restricción, sin embargo, según muestra la imagen y lo notable del caso es el profesionalismo conque los colegas de la adelantada se toman la cosa, con total naturalidad, respetando los derechos de los demás.

jueves, 21 de enero de 2010

Lector



V
olví a casa del trabajo por la rambla, envidiando a los bañistas que se refrescaban en las no muy claras -debido al aumento del cauce de los ríos Uruguay y Paraná- aguas del Río de la Plata.
Venía en eso, en plena envidia, cuando me crucé con ese lector, absorto en su libro en medio del paisaje, con el que me identifiqué plenamente.
¿Qué hacer, pues, envidiar a unos o al otro?
No es fácil la vida de los que tenemos que trabajar en Montevideo durante el caluroso enero...

miércoles, 20 de enero de 2010

China

Ayer me llegaron dos libros estupendos del fotógrafo japonés Hiroiji Kubota, miembro de la agencia Magnum (ver fotos suyas aquí). Uno de ellos es su monumental libro sobre China, maravillosamente impreso en brillantes colores. Lo había tenido en mis manos en Francia en 1991 y no lo había podido comprar porque era muy caro. Esta vez lo conseguí en Amazon, usado pero en perfectas condiciones, a un precio ridículamente bajo.
Kubota es de esos autores que me deleitan, me informan y me sirven como fuente de inspiración. Puse una modesta imagen mía tomada en Shanghai en 2004 como respetuoso homenaje a un maestro. Vale la pena darse una vuelta por el sitio web de la agencia Magnum para ver más imágenes suyas.

martes, 19 de enero de 2010

Colores

A veces tengo la impresión de que Montevideo es una ciudad bastante más colorida de lo que era algunos decenios más atrás, o al menos, tal como yo lo recuerdo.
De todas formas y como una forma sencilla de llamarme a la realidad y recordar lo que es una ciudad realmente colorida, no tengo más que mirar algunas imágenes tomadas en el sur de la India, como ésta, por ejemplo, registrada en la ciudad sagrada de Nasik, no muy lejos de Mumbai, en 2008.

lunes, 18 de enero de 2010

Vigilancia

El sábado la ciudad parecía estar desierta, por ser enero y por ser sábado, pero nunca hay que confiarse, uno jamás está solo, los muros tienen ojos y nos vigilan, debemos mantenernos atentos y no permitirnos ni por un instante bajar la guardia.

domingo, 17 de enero de 2010

Recuerdos

Ayer vi la película "Marseille", de la directora alemana Angela Schalenec. En un momento la protagonista desciende las amplias escaleras de la Gare Saint Charles y la cámara deja ver hacia la derecha un viejo hotel de dos estrellas. De inmediato recordé que fue allí donde me quedé la primera vez que fui a esa ciudad, en el invierno de 1981. Era, y seguro que lo sigue siendo aún, un hospedaje económico, de apenas dos estrellas, y lo que mi mente curiosamente registró con mayor detalle de mi breve estancia en él, fue que para el desayuno a uno le daban café con leche y "tartines", pan con manteca y mermelada.
Regresé a Marsella en varias oportunidades, la última por un período más prolongado, seis meses de corrido. Al irme ya comenzaba a sentirme en casa.
De esa última vez me acuerdo bien de mi trabajo en la compañía de buzos, rodeado de colegas amables y hospitalarios, también de mis amigos del club "La Guerra en Pantuflas", pero por sobre todo recuerdo con nostalgia mis largas y solitarias recorridas sin rumbo fijo cámara en mano por la ciudad. Hoy me sorprende qué pocas fotos consideré dignas de ser conservadas de todas las que tomé entonces. La que muestro hoy, tomada en 1992, forma parte también de mi serie Sic Transit.

sábado, 16 de enero de 2010

La culpa

En una época lejana yo, como muchos, creía que la mayoría de los males sociales se debían a causas más bien sencillas, generalmente relacionadas con la política. Todo era invariablemente provocado por alguien, fuese de derecha o de izquierda.
Hoy he aprendido que los problemas sociales tienen siempre un origen mucho más complejo y salir a repartir culpas no sirve de gran cosa. Lo único que vale la pena hacer es intentar hallarles una solución.
Como escribió una vez el gran HAT (Homero Alsina Thevenet) citando a alguien más que no recuerdo: "Problemas complejos suelen tener soluciones simples y fáciles de comprender, que son falsas".
No es nada fácil cuando a medida que pasa el tiempo uno, en vez de ver las cosas más simples, las ve cada vez más complicadas.

viernes, 15 de enero de 2010

El anciano de las zapatillas rojas

Tomé esta foto ayer, como una suerte de continuación de la que colgué esa misma tarde (y también de toda una secuencia realizada a lo largo de los años). Viene a ser como un poco de lo mismo, pero enfocando el otro extremo de la vida.
Este anciano con su abundante barba blanca, su gorro de lana, sus incongruentes zapatillas rojas de muchacho a la moda y su bastón podría, en otro contexto, más bucólico o tradicional, digamos, ejemplificar la ancianidad de una manera digna. Pero no en estas circunstancias.
Sus ropas son raídas y a su lado, fuera de cuadro, lo acompañan un par de sucios perros callejeros, extendidos sobre la vereda, vencidos por el calor de la media tarde.
Seguramente no posee nada, o muy poco, que es casi lo mismo. Dormita, espera. ¿Con qué sueña, con comida, con unas monedas, con alguien, con una mujer quizás? ¿Una mujer como la de la foto sobre la cual apoya su espalda todavía recta, una mujer entrada en años que parece querer decir con su sonrisa que la vida aún vale la pena ser vivida? Dos extremos de la vejez reunidos por el azar, la idealizada y la suya, real y triste.

jueves, 14 de enero de 2010

Es inútil

Quédate sentado, muchacho, no te molestes en pararte, no tienes adónde ir, no hay nada para ti en ninguna parte. Ese mundo ideal cuyas bondades pregonan, un mundo hecho de alegres amistades y dulces amores, de belleza y mares cálidos bajo un sol de eterno verano, que bien puede no existir, pero en el cual muchos quieren creer porque les entibia el alma, no es para ti ni nunca lo será, ya es muy tarde y no hay que ser clarividente para saberlo.

miércoles, 13 de enero de 2010

Solitario





Fue el domingo pasado, a principios de enero la ciudad estaba vacía y en el centro había muy poca gente.
Me crucé con este señor, sentado allí, solo, mirando hacia todos lados con recelo. No quiero ni pensar en que al pobre bien pudiera haberle caído mal el almuerzo y se dispusiese a...no, como ya dije, no quiero ni pensarlo...

martes, 12 de enero de 2010

Río revuelto

Cambio climático mediante, anoche se desató una tormenta de viento y lluvia que auyentó un poco al calor impertinente de estos últimos días. Si seguimos así, no se va a poder confiar ni siquiera en el calendario gregoriano.
Esta tarde el mar seguía agitado, como para recordarnos que su presencia no es sólo decorativa.
Obviamente no era el momento para bañarse en forma desaprensiva entre tanta ola desordenada, pero como a río revuelto ganancia de pescadores, alguna gente astuta cambió rápidamente el traje de baño por la caña de pescar y corrió a sentarse junto al mar a ver si picaban.

lunes, 11 de enero de 2010

Calor

Hace un calor terrible, que en el centro de la ciudad se siente aún más. Casi todo el mundo se ha puesto la ropa más fresca que encontró en el armario o se dirige presuroso a comprarse algo adecuado. Un comerciante, de shorts, hojea el diario, escogiendo cuidadosamente los artículos que lee para evitar calentarse aún más, a su lado un anarquista, de los que nunca faltan, pasa con una campera, mientras que a sus espaldas un entusiasta de la marcha ya se encamina con paso enérgico hacia las lejanas montañas con la ilusión de refrescarse en las nieves eternas de alguna cima de nombre famoso.
Pueden pasar muchas cosas en el centro de Montevideo en una tarde de calor.

domingo, 10 de enero de 2010

De muy cerca

Sentado confortablemente en la mesa del bar, junto a la ventana, allí donde la luz es mejor, el hombre estaba tan atrapado por la lectura del suplemento de su periódico, que parecía que en cualquier momento iba a terminar metido dentro de la página.
Me pareció una situación graciosa, pese a que yo mismo, cuando leo sin los lentes de contacto o los anteojos, probablemente luzco igual que él.

Otra imagen para mi serie de lectores.

sábado, 9 de enero de 2010

La ventana II

Cuando comencé a fotografiar, hace ya muchos años, disparaba mi cámara hacia casi todo lo que me rodeaba. Quería ver cómo quedaban las cosas después de fotografiadas, como dijo el gran fotógrafo Gary Winogrand, que se dió cuenta muy pronto del impulso que lo motivaba a apretar el obturador.
Luego comencé a viajar un poco por ahí y a pensar que aquello que veía en otras partes casi siempre era más interesante, por diferente o por exótico, y al volver a casa encontraba mi mundo más bien anodino y carente de interés.
Continué recorriendo el mundo y fotografiándolo; aún tengo motivos válidos para meterme el pasaporte en el bolsillo de vez en cuando, tomar la cámara y salir a recorrer esos mares de España una vez más. Sin embargo, mi visión ha cambiado y ya no necesito cruzar las fronteras para encontrar temas fascinantes que encuadrar con mi cámara. Basta que algo, la corteza de un árbol o el balcón de una casa vieja, como en este caso, sean iluminados de determinada manera por algún rayo extraviado del sol del atardecer, por ejemplo, para volver a sentir el placer de haber descubierto algo precioso.
Sin duda soy afortunado, porque esto último es mucho más sencillo y económico que andar corriendo detrás de aviones, barcos o trenes .

viernes, 8 de enero de 2010

Fastidiado

Ayer cuando volvía del trabajo me topé con el caos que había causado, en pleno centro de la ciudad, una protesta de obreros del transporte: varias decenas de autobuses bloqueaban la circulación en nuestra principal avenida frente a la Intendencia.
No es necesario decir que la medida causó no poca molestia a conductores de automóviles y pasajeros de (otras) líneas de transporte colectivo.
Un gaucho que andaba por allí en su caballo perdió los estribos (en forma figurada, aclaro) y muy molesto por el impedimento y con el respaldo de una institución religiosa, salió agitando su lanza por entre los ómnibus estacionados con ánimo de pelea.

jueves, 7 de enero de 2010

En el desierto

Ayer por la tarde el centro de la ciudad parecía estar ocupado únicamente por turistas y paseantes. En medio de la Plaza Libertad, un hombre solitario leía versículos de la Biblia para los indiferentes transeúntes. Lo hacía poco menos que a los gritos, de forma entrecortada y colocando el énfasis de las frases en el lugar equivocado. Era evidente que no se trataba de un verdadero predicador, pero poco importaba, nadie le prestaba atención, ni yo mismo, a su lado, entendía bien de qué estaba hablando, más preocupado con las alteraciones de la luz al ir cambiando de posición para encuadrarlo. El hombre, voluntarioso y triste, parecía orar en el desierto.

miércoles, 6 de enero de 2010

¡Se quedaron esperando!

Hoy llegaron los Reyes Magos y los niños de por acá se despertaron ansiosos por ver sus regalos. Pero mientras los examinan con comprensible desconfianza -es muy posible que sean hechos en China- los inocentes pequeños probablemente ignoren que en otras partes del mundo las cosas pueden ser bastantante diferentes.
Esta imagen tomada en Rajastán, al noroeste de la India, en el ya mencionado mercado de camellos de Pushkar, por ejemplo, muestra a un grupo de camelleros que han puesto ellos los zapatos esperando sus regalos. Especulando con la idea de la circularidad borgiana, el yin y el yang y demás conceptos prácticos, he llegado a la conclusión que estos señores habían puesto los zapatitos en la creencia muy extendida de que los niños occidentales les ponen regalos a los camelleros que se portaron bien en una noche determinada del año.
Pobres, seguro que se quedaron esperando...

martes, 5 de enero de 2010

Fuego

Esta mañana, apenas me desperté y al igual que cada día, abrí las páginas de internet de algunos medios locales para enterarme a tiempo en caso de un ataque alienígena a nuestra ciudad y tomar los recaudos del caso, como desenchufar la heladera y dejarle comida a los gatos.
Para mi sorpresa, me enteré que se había producido hacía bien poco tiempo un incendio precisamente en el edificio adonde tenemos el desk de AFP para Latinoamérica, o siendo más claro, adonde trabajo.
Al final la cosa resultó menos complicada de lo temía y los bomberos controlaron la situación con su profesionalismo habitual (puede leerse entrelíneas que siempre fui un admirador incondicional de los bomberos, esos tipos que se juegan la vida a diario como si fuesen a comprar el pan y sin jactancias).
Pero asociando ideas, me acordé de otro incendio que fotografié hace un tiempo inconfesablemente largo y que me parece graciosa, así que la puse en la página para compartirla.

lunes, 4 de enero de 2010

Previsor

Esta mañana la ciudad quedó súbitamente sumergida bajo las aguas que varias cohortes de ángeles arrojaron alegremente desde los cielos. Ni qué decir que de inmediato todo adquirió una tonalidad grisácea y triste, muy a tono con la idiosincracia nacional.
Sin embargo, las mentes previsoras siempre apelan a recursos ingeniosos para enfrentar los imprevistos. Aquí va esta imagen floral para compensar el bajón.

domingo, 3 de enero de 2010

Recompensa

La recompensa tras tantos sustos fue harta: llegar a Leh, la capital de Laddakh, recorrer sus calles polvorientas, 4.000 metros más cerca del cielo que al nivel del mar y dejar que los ojos se extraviasen entre tanto asombro fue como volver a ser niño y ensoñar con tierras de prodigios, algo más que suficiente. El encuentro, no choque sino diálogo, de tres culturas, la india, la del los tibetanos emigrados que conformaron el original reino de Laddakh, el "pequeño Tibet", hoy anexado a la India y la mía, con mis prejuicios, -no todos negativos, por cierto- me produjo una vez más el delicioso escalofrío del descubrimiento. Vovía a confirmar la frase del emperador Pompeyo a sus recelosos marinos, Navigare necesse est, vivere non est necesse.
¿Y en el fondo, para qué queremos vivir si podemos soñar? Somniare necesse est...

sábado, 2 de enero de 2010

Para reponerse

Atravesábamos el Himalaya a toda prisa desde Manali hacia Leh, la capital de Laddakh. Era octubre y los caminos quedarían bloqueados por las nieves muy pronto. Al llegar a uno de los pasos de montaña, creo que éste en particular estaba a unos 5.000 metros de altitud, me encontré esta cabaña, la licorería local, en medio de la nada. Me llamó la atención porque los indios, si bien muchos de ellos beben alcohol, lo hacen a escondidas. Pero estoy seguro de que en este caso beber era necesario, para reponerse del susto de atravesar esas montañas infinitas a lo largo de despeñaderos de vértigo, tan horribles que yo, que recorrí tantas veces los Andes bolivianos por caminos impensables, alguna vez incluso instalado encima del cargamento de maderos de un camión, estaba sin aliento y por cierto que no era a causa de la falta de oxígeno.

viernes, 1 de enero de 2010

En el café

Fue alrededor del fin de año de 1980, mientras visitaba Essaouira, la antigua Mogador, en la costa atlántica de Marruecos. Estaba sentado en un café haciendo precisamente lo que estoy haciendo ahora, tomando un té a la menta y mientras tanto, a través de la puerta de entrada, veía pasar a la gente del lugar caminando por el callejón. Parecía una película y registré toda una secuencia para montar en forma de mosaico que algún día imprimiré.