
No es necesario decir que la medida causó no poca molestia a conductores de automóviles y pasajeros de (otras) líneas de transporte colectivo.
Un gaucho que andaba por allí en su caballo perdió los estribos (en forma figurada, aclaro) y muy molesto por el impedimento y con el respaldo de una institución religiosa, salió agitando su lanza por entre los ómnibus estacionados con ánimo de pelea.