Faltan muy pocos días para las elecciones nacionales y aunque los candidatos a la presidencia han sido relativamente parcos en sus apariciones públicas, como boxeadores que manteniendo la guardia alta girasen uno frente al otro sin arriesgar ninguna acción que pudiese ponerlos en desventaja, sí encontramos sus retratos en la profusa publicidad preelectoral. Cuando tomé esta imagen callejera apenas si le presté atención al cartel de propaganda de uno de los aspirantes a presidente, ocupado con la cantidad de elementos en el encuadre, algunos de los cuales estaban en movimiento para desaparecer a los pocos instantes. Fue recién cuando edité la secuencia, compuesta de una veintena de fotogramas, que noté que el candidato en cuestión, desenfilado en medio de la escenografía urbana y el tránsito, posaba para sus eventuales votantes luciendo su uniforme de general. Me pareció un tanto extraño, pero supongo que más que tratar de captar votos entre los ciudadanos civiles, el mensaje subliminal o no tanto, iba dirigido a un grupo reducido, los pertenecientes a la llamada "familia militar" y algunos pocos más. No es más que una mera suposición de atrevido, pero creo, como se suele decir, que si algo camina como un pato y hace cuac, es un pato...
