Confitería en Alejandría

Estando en Alejandría, durante mi viaje a Egipto en 1998, no podía menos que visitar la confitería Pastroudis, citada por Lawrence Durrell en El Cuarteto de Alejandría. Como transcuría el ramadán, nadie iba a restaurantes o cafés durante el día, de modo que me encontré siendo el único cliente, y no pude ver como era en ese momento, casi cincuenta años después de la revolución nasserista (link), que cambió el país y en especial a la cosmopolita Alejandría, para siempre.

Confitería en el centro de La Paz

Uno de los grandes, aunque sencillos placeres en los viajes es instalarse cómodamente en un café o confitería en la ciudad que se está visitando, elegiendo, de ser posible, una mesa cerca de o junto a una ventana y disfrutar viendo el mundo pasar, mientras se saborea con calma el té, café o, como en el caso de la imagen de hoy, el helado.

Boliche en una feria ganadera

Era un boliche improvisado durante una feria ganadera cerca de Castillos, en el departamento de Rocha, en el este de Uruguay. Las opciones líquidas estaban limitadas a la infaltable cerveza, algo de caña y a lo sumo algún refresco, en el supuesto caso de que a algún parroquiano le diese por ahí. Pero era suficiente: los presentes, que estaban allí para comprar ganado o para arrearlo, lo que querían era socializar y esto último lo hacían con entusiasmo.

Un café en Paris

Una buena parte de la vida social de los parisienses se desarrolla en los cafés y cuando las circunstancias y el clima lo permiten, en mesas instaladas en la vereda. Eso hace que uno pueda disfrutar aun tiempo, además de la eventual compañía y de los generalmente excelentes expressos, cafés au lait o aperitivos, la la vista de...Paris, claro, ¿qué otra cosa se podría pedir?

Cafetería en Nueva York

La única vez que estuve en Nueva York, que no me resultó una ciudad tan atractiva como esperaba, desayunaba en una cafetería en la avenida Broadway muy concurrida y animada. Allí, frente a una simple taza de café y alguna cosita para comer, como una porción de torta y nada más, contemplaba asombrado la enorme cantidad de comida que ingerían los locales. El muchacho a la derecha en la foto, por ejemplo, tras tomar una o dos tazas de café, ordenó un plato enorme de cosas fritas y demás, me imagino que, aunque no eran más que las diez de la mañana o algo así, no habrá sentido apetito hasta la hora de la cena, pero por supuesto, nunca se sabe.

Una casa de té em Nanjing

Este señor, probablemente un jubilado, estaría esperando por sus amigos, los chinos son muy sociables, en esta agradable casa de té en un parque público de Nanjing, la capital del sur, (Beijing significa capital del norte)

Un café y restaurante en Delhi

Este local desangelado era un restaurante y café, dependiendo del horario, muy popular entre la clase media. No recuerdo su nombre, pero sí que estaba cerca de Connaught Place, en el centro de Delhi, donde comienza el sector conocido como Nueva Delhi. Era amplio y muy concurrido, a veces había que esperar un poco para conseguir una mesa, pero como dicen los españoles, "pues es lo que hay..." No es que no hubiera cafés mejores, más como los nuestros o incluso las casas de té de los países del cercano o lejano oriente, pero eran, o son, escasos, bastante más selectivos y por supuesto, caros. Los indios en realidad toman el té en puestos en la calle o se lo hacen llevar al trabajo, el masala chai (masala significa mezcla y chai, té) que se hace con té negro muy fuerte, frecuentemente hervido y leche condensada. Si uno tiene suerte y lo preparan bien, también lleva gengibre y el polvo de especias exclusivamente para el té, el chai masala. Por lo general no lo hacen con gengibre ni con chai masala, por lo que tras haberme hartado de tomar té por toda la India, creo que preparo en casa me gusta más, salvo alguna recordada excepción. El mejor que probé fue el primero que tomé, sentado en un banquito en la calle y que me preparó un modesto vendedor instalado frente a las ruinas de Fatehpur Sikri.

Casa de té en El Cairo

Siempre me gustaron mucho los cafés y en oriente, las casas de té, esos lugares donde la gente (en Oriente Medio, al menos, frecuentados casi exclusivamente por varones, lamentablemente), se reúne a socializar. En esta, situada en El Cairo, después del iftar (link), los parroquianos tomaban su té, jugaban al chaquete, alguno fumaba su pipa de agua o si no miraban en la tele los aburridísimos programas egipcios. Pese a sus diferencias, las casas de té de oriente me recuerdan a los cafés y boliches de por acá, al menos por su ambiente distendido, quizás incluso más, por el simple hecho de no vender bebidas alcohólocas de ningún tipo.

Pocos brazos

En esos dias se celebraba el Durga Puja (link), una de las festividades religiosas más importantes del hinduismo y numerosas imágenes de buen tamaño de la diosa Durga y de otros miembros del panteón hindú eran "remojadas" en las aguas del rio Yamuna, la rama del Ganges que pasa por la capital Delhi. Miles de fieles festejaban alegres a la diosa de ocho brazos en medio de una nube de polvo mientras procedían a sumergirla en las barrosas aguas del rio. El fiel de la foto agitaba sus brazos como queriendo remedar los de Durga y aunque le faltaban otros seis, eso no parecía importarle demasiado.

Desinterés

Algunos andan tan apurados, sin mirar para los costados, que a veces dejan pasar oportunidades únicas, ofrecimientos que, de saberlo, se apresurarían a aprovechar.

Inusual homenaje

Viajaba por Sulawesi, conocida también como la isla Celebes y al atravesar Makale pasamos frente a este inusual monumento, erigido en homenaje a la humilde bala de fusil, supongo que una manera indirecta de hacerlo a la resistencia contra los colonizadores holandeses. Nunca había visto un monumento tan curioso.

Una visión poco estimulante

Trabajando en mi archivo encontré esta imagen, tomada mientras me desplazaba en taxi por las calles de la populosa Jakarta, capital de Indonesia. Esas cajitas blancas que lleva el hombre en su bicicleta o triciclo son pequeños féretros, como para pequeños muertos, una visión no muy estimulante, me temo.