martes, 30 de junio de 2020

De lo sagrado y lo profano

Una verdadera hierofanía (link) descubierta en la feria el domingo pasado. Me llamó la atención la ausencia de personas religiosas abocadas a su contemplación y/o adoración, debe ser a causa de la pandemia. Y que conste, no me estoy refiriendo al fusca mujicano, sino a la representación de la última cena, llevada a cabo en una forma quizás un poco demasiado apresurada, hay que decirlo, ya que es obvio que no es obra de la mano del Giotto, pero en fin, es lo que hay.

lunes, 29 de junio de 2020

Todos los fuegos

Hoy leía en la prensa que el puesto de comida rápida situado en la esquina de Vásquez con 18 de Julio se incendió ayer con pérdidas totales. Hace diez años lo había fotografiado cuando caía la noche, pues de algún modo me recordaba a alguno de los cuadros de Hopper (link). Cada vez que pasaba por allí de regreso de la agencia, al verlo tan iluminado y tan vacío tenía un sensación extraña que aún hoy no consigo definir con precisión. De todos modos no importa, por eso tomé la foto, que es lo que cuenta para mí.

domingo, 28 de junio de 2020

Ventana a otra realidad

Supongo que estaba para la venta y ahora que lo pienso me arrepiento de no haber preguntado el precio. En una calle lateral de la feria, un tanto alejada de Tristán Narvaja, estaba este, en fin,  digamos artilugio, para llamarlo de algún modo. Era una especie de aleph borgiano, aunque un poco más limitado. A través de esa ventana abierta en medio de una realidad anodina y gris se podía ver un luminoso paisaje de ensueño, o por lo menos , un paisaje que pretendía serlo. Eso sí, seguro que era en China, me di cuenta enseguida por el tipo de vegetación. Una elegante, aunque un tanto rebuscada manera de escapar del frío invierno que ya nos comienza a dar alcance...

sábado, 27 de junio de 2020

A pie por la avenida



Como todos los sábados desde hace algún tiempo y mientras dure la pandemia, un tramo de la avenida 18 de Julio se convierte en peatonal los sábados por la tarde para reactivar, aunque más no sea un poco, la actividad comercial del centro. Cuando pasamos por allí aún era temprano, pero ya se veía gente caminando con sus bolsas de compras  y visibles muestras de  satisfacción.

viernes, 26 de junio de 2020

Un viaje a la India-36


Nepal-11

Salgo para Kirtipur, a apenas 5 km de Kathmandù, un trayecto de una media hora en autobús local. Kirtipur está situado junto a la unversidad más importante de Nepal. El vehículo me deja en la parte nueva de la ciudad y tengo que caminar unas cuadras en subida hasta la parte vieja. En el camino, al pasar frente a la comisaría, se me pega un extraño personaje, un joven que lleva una radio que simula ser un teléfono celular y que me va siguiendo a quince o veinte metros de distancia a través de las calles desiertas. Su actitud es tan obvia que me acerco y le pregunto si me está siguiendo. Me da unas torpes explicaciones en un inglés comprensible que no me aclaran nada y tras esto continúa detrás mío por todas partes mientros fotografío. Finalmente me le acerco nuevamente y le pregunto si trabaja para la policía, teniendo en cuenta los problemas existentes entre el gobierno y la guerrilla maoista, etc. Me responde de manera aun más confusa, me dice que me sigue "because I love you", supongo que queriéndome decir que le caigo bien (because I like you) pero como sea, a partir de ese momento finalmente deja de seguirme. Más tarde, cuando al regresar vuelvo a pasar frente a la comisaría, alli está él con su radio, pero ahora se hace el desentendido.
Kirtipur es un típico poblado newari y en la parte antigua las costumbres continúan siendo las de un pueblo rural. La gente realiza muchas de sus actividades cotidianas, incluso el bañarse, en la calle a la vista de todos. Estoy un rato y poco después del mediodíia emprendo el regreso. 
El pequeño guarda del pequeño microbus que me lleva a Kirtipur





En Katmandú me lo tomo las cosas con más calma, apenas me dedico tomar algunas fotos más y recorrer los mismos lugares de siempre. En Durbar Square. hay un gran acto que deduzco se trata de un mitin en favor de la reinstauración del Congreso, pues escucho varias veces decir por el orador las palabras "congreso" y "democracia". Hago poco más antes de cenar y retirarme al hotel. Ya me va  quedando poco, dos días más y parto para Delhi.

jueves, 25 de junio de 2020

In Memoriam Gustavo Alamón



Me enteré hoy por la prensa del fallecimiento del pintor uruguayo Gustavo Alamón (link), a quien conocí brevemente y tuve la oportunidad de retratar durante un reportaje que estaba realizando en Fray Bentos en 1996. He aquí la imagen.

martes, 23 de junio de 2020

Un viaje a la India-35


Nepal-10

Por la mañana voy caminando hasta el templo hindú de Pashupatinath, a pocos km de distancia de la ciudad adonde llego alrededor de las nueve y media, cuando aún hay poca gente. El cartel frente a la entrada principal me informa que los no-hindúes tienen vedada la entrada al recinto interno. El guardia frente a la puerta me dice que puedo mirar desde afuera, por ambos lados y fotografiar desde más lejos, desde donde no se puede apreciar el ambiente. Luego me pide propina. Doy una vuelta alrededor, en medio de montañas de basura que dejaron las celebraciones de la víspera. En un patio lateral varios fieles llevan a cabo un ritual con platos encendidos, y a pocos pasos de allí un perro agoniza con el hocico cubierto de espuma blanca y de moscas. Continúo mi recorrido y llego al ghat de las cremaciones, junto al rio Bagmati, un arroyuelo lleno de desperdicios que es considerado sagrado por ser afluente del Ganges. A sus orillas, empleados del templo barren la basura hacia las aguas sagradas, en las cuales, apenos unos metros corriente arriba, algún fiel se baña. Sobre la escalinata junto a la orilla yace un cuerpo envuelto en una tela amarilla a la espera de ser cremado. A mi lado un joven nepali habla por su celular y grupos de turistas vienen y van, sin saber bien qué actitud adoptar ante el espectáculo. Un poco mas allá otro cuerpo termina de quemarse, frente por frente a una escuela pública, algunos de cuyos alumnos juegan indiferentes y un hombre, metido en el rio hasta la rodilla, retira troncos quemados del agua. Un muchacho que obviamente se ocupa de guiar a los turistas, me acompaña y no lo corro porque me da buenas informaciones sobre todo el proceso. Me indica cuáles son los lugares de cremación reservados para la realeza nepalí, los reservados para los ricos y los para el común de la gente. "Alli cremaron a la reina después de la tragedia del año pasado", me dice refiriéndose a la matanza de ocho miembros de la familia real, incluidos el rey y la reina, por uno de sus hijos, quien aparentemente luego del magnicidio se suicidó, muriendo dos dias después. 




Leyendo el diario mientras al fondo creman un cadáver

sábado, 20 de junio de 2020

Un viaje a la India-34


Nepal-9

La vista del amanecer desde mi habitación es magnífica, a lo lejos brillan los picos nevados y un poco más abajo las nubes cubren el valle de un manto lechoso. Tras ducharme con agua apenas tibia, como lo he venido haciendo durante la mayor parte del viaje, desayuno en una mesa al aire libre con todo ese panorama como fondo y no me importa que aqui cobren un poco más caro la comida, el telón de fondo lo vale.
Me despido de la simpática gente del hotel y emprendo mi regreso a pie hacia Bahktepur. Los primeros kilómetros los hago por la "ruta vieja", un trillo infame que me lleva a atravesar campos cultivados y caseríos donde los campesinos trabajan a la antigua usanza, lo que no impide que de una de esas casas primitivas surjan las notas estridentes de un rock cantado en inglés. Hago unos cuantos kilómetros asi, casi siempre en bajada y luego, aproximadamente en la mitad del trayecto,  tomo la ruta. En total son unos 17 ó 20 km, un recorrido muy agradable y no demasiado exigente. Llego a Bhaktapur en poco más de tres horas y como siempre entro por unas callejas laterales.
Mientras voy por la calle principal, camino a Durbar Square., siento redoblar unos tambores, me acerco y veo que estan llevando a cabo alguna ceremonia en un templete, junto a los vehículos que maniobran con dificultad en la estrecha calle. Tienen atado en el suelo a un búfalo negro y atados varios cabritos pintados con colores vivos adornados y con flores, a los que ungen con algunas sustancias que no puedo identificar. Ingenuamente pienso "¡qué buenos son estos hindúes, santifican a estos animalitos!" Pero no...de pronto toman a una cabra, la arrastran al interior del templete y la degüellan, tras lo cual dan una vuelta cargándola alrededor del templet, ya sin cabeza y manando sangre 
a borbotones por su cuello, para regocijo de los niños presentes, algunos de los cuales van vestidos con ropas de paseo y con guirnaldas de flores al cuello y el rostro pintado, que seguidamente son ungidos con sangre del infeliz animal. Luego es el turno de otra y cuando llega el del del búfalo me preparo para el enchastre, porque solo con las cabras han dejado todo el terreno alrededor del templo infame de sangre. Pero al búfalo lo atan de tal manera que su cabeza queda doblada sobre su cuerpo hacia la derecha, dejando el lado izquierdo de su cuello bien expuesto. Entonces, con un pequeño y filoso cuchillo proceden prácticamente a vivisecarlo. Primero le sacan un pedazo de cuero de 30x30 cm y comienzan a cortarlo como si estuviese en la sala de operaciones, dejando expuesta una gruesa arteria entre los poderosos músculos del cuello. Todos retrocedemos unos pasos para evitar ser salpicados, pero los que cumplen el ritual conocen su oficio y orientan un fino chorrito de sangre que mana de la arteria de modo que bañe el templete, a dos o tres metros de distancia. Terminan cortándole la cabeza al animal y colocándola frente a los escalones de acceso. A esa altura ya se ha ido la mayoría de los presentes y viendo que la fiesta ha terminado, me retiro yo también a almorzar. En Durbar Square están representando una obra de teatro callejero, probablemente relacionada con el maltrato a la mujer y el ambiente también es muy sugestivo.







jueves, 18 de junio de 2020

Un viaje a la India-33


Nepal-8

Paso algo de frio por la noche, aunque por suerte traje ropa interior térmica y se hace tolerable. De madrugada comienzan a extraer agua en el patio interno al que da mi habitación y tengo que ponerme tapones para los oídos. Tras despertarme desayuno y voy a dar una última vuelta antes de salir para Nagarkot, a unos veinte kilómetros de aquí. Me cruzo con una marcha por el dia de la lucha contra el sida y eso me da alguna toma interesante. 



Al rato salgo para Nagarkot en un microbús atestado que apenas alcanzo a tomar. Soy el único extranjero. La ruta es estrecha, no tiene más de cuatro metros, de ancho incluida la banquina y está bordeada de abismos, el recorrido es, por momentos, escalofriante, pero el conductor parece conocer su oficio y al menos el camino está asfaltado. Al llegar a Nagarkot me asaltan un par de agentes hoteleros, pero me los saco de encima y salgo a recorrer el lugar, que tiene una vista del Himalaya impresionante. Paso frente a varios hoteles y finalmente elijo uno que parece estar vacío y resulta ser barato, confortable y con muy buena vista. Doy una breve vuelta por el poblado, que no es sino un amasijo de hoteles y hoteluchos y algunos puestos de comida que se hacen llamar restaurantes. Tras almorzar un plato caro de lentejas desabridas, retorno a mi hotel y me acomodo en la veranda frente a mi habitación a ver los picos nevados del Himalaya, tan nítidos en el aire limpio y frío que parecen dibujados, escuchando mi pequeña radio de onda corta  hasta que empieza a refrescar. Uno de esos picos nevados debe ser el Everest, pero no sé cual. Entonces me encierro a leer en mi habitación, que tiene un amplio ventanal que da al este desde el cual calculo que podré apreciar el amanecer. Oscurece, y de pronto percibo el silencio, un silencio absoluto como hacía mucho tiempo no sentia. Poco después de las siete bajo al comedor a cenar, soy el único cliente. Como había escogido el menù apenas llegué, soy recompensado con una cena recién hecha. 



martes, 16 de junio de 2020

Un viaje a la India-32


Nepal-7

En la medida en que la vida se desarrolla normalmente en toda la zona histórica, una vez que se han ido los turistas la ciudad recobra su atmósfera tan sugestiva. En la plaza principal, Durbar Square, se escucha música, a veces proveniente de las casas de venta de CD vecinas, pero también de flautas, de campanas y de tambores entonando música religiosa. Como el alumbrado público es escaso, no bien se pone el sol las tinieblas lo invaden todo y solamente la interrumpen las luces de los comercios. Las calles son limpias y no se ven casi vacas como en la India. En cambio hay más perros que en otras ciudades y nadie parece llevarles el apunte: en un rincón de la plaza estuvo tirado todo el dia el cadáver de un can, pero quizás simplemente nadie se dio cuenta.
A eso de las seis de la tarde. todavía muy temprano para cenar, tomo un chocolate en el restaurante Marco Polo, para aprovechar de la luz y la mesa para escribir mientras disfruto de la vista que ofrece la plaza sumida en la penumbra. Pregunto a qué horas cierran, para volver, y creo entender que me dicen que a las diez. Cuando regreso, a las ocho, ya está cerrado al igual que los comercios vecinos, o están en eso. Me veo obligado a cenar en el hotel una comida insípida, ni siquiera la salsa de chile es picante. Hace frio, más que en Kathmandú, aunque estamos a la misma altitud, 1.400 metros.

Como no he visto en ninguna otra parte, en Nepal se entremezclan lo sagrado y lo profano


Los juegos pueden reunir a la gente, o excluirla





sábado, 13 de junio de 2020

Un viaje a la India-31


Nepal-6

Salgo a dar una vuelta y a almorzar. La ciudad es increible, tiene amplias zonas de aspecto poco menos que medieval, de calles estrechas, a veces de menos de dos metros de ancho con entradas a casas con patios interiores con gente llevando a cabo sus actividades habituales. Como los edificios son altos, pueden tener cuatro o cinco pisos, los callejones son sombríos y húmedos. En algunos el suelo es de ladrillos y con la humedad y la escasa luz del sol que les llega, se cubren de moho  y se vuelven peligrosamente resbaladizos.
En un par de puntos de entrada a la parte vieja de la ciudad hay unos portones enormes junto a los que acechan los encargados de controlar que los turistas paguen el "derecho dea visita", nada menos que de diez dólares, mi presupuesto diario incluyendo hotel y comidas. Yo ya lo pagué al llegar dos dias atras e insisti en que me validaran el ticket por lo menos por una semana. Pero lo mismo que en KTM, finalmente descubrì que es muy fácil evitar esos puntos entrando por alguna de las callejuelas laterales y desde entonces no he tenido que mostrar mi permiso ni una sola vez. Nara mi no es más que una especie de juego, después de todo ya pagué, pero me imagino que si son tan eficaces para combatir a la guerrilla maoista como lo son para controlar los billetes, están fritos.







Sin duda esos leones de piedra son multiuso

jueves, 11 de junio de 2020

Un viaje a la India-30


Nepal-5

La  "escalerita" de acceso al templo budista Swayambunat


Cafetería operada por exiliados tibetanos 
En un templo budista como este los monos la pasan en grande
Un oscuro callejón en Kathmandú a pocos paso de mi hotel, bien custodiado por leones

Bhaktapur me ha impresionado tanto que decido irme a pasar al menos un par de días, así que me compro una pequeña mochila para llevar algo de ropa y le pido informaciones al respecto al simpático dueño del hotel. Resulta que también tienen otro establecimiento alli, lo que me viene de perlas. Además, se ofrece a llevarme él mismo en su motoneta. De todas formas continúo pagando mi habitación en Kathmandú, que es cómoda, barata y los dueños excelentes personas, no quiero arriesgarme a perderla. Salimos poco antes de las diez de la mañana y aún hay poco tránsito. Mi conductor es bueno, bastante prudente y no va muy rápido, lo que me tranquiliza un poco, teniendo en cuenta como se circula por estos pagos y que ni siquiera tengo casco. Por lo que he visto, únicamente los conductores lo llevan,  seguramente es obligatorio para ellos, pero no para los acompañantes: mujeres e hijos van a cabeza descubierta. Llegamos en poco rato, son apenas 13 kilómetros y me instalo de inmediato en el hotel. Me asignan una espaciosa habitación con baño propio en el cuarto piso del inmueble,  una antigua construcción de piedra y madera. El dueño me cuenta que en ese edificio se casó y que pertenece a su mujer. En una época funcionó como depósito de mercaderias, pero al prohibirse la circulación de vehículos pesados por la calle por razones de conservación patrimonial -el edificio está en la avenida principal, a pocos metros de Durbar Square, la plaza central- decidieron darle otro destino reconvirtiéndolo en hotel.






miércoles, 10 de junio de 2020

Un Aleph


En realidad ni siquiera sé en cuánto lo vendían, si es que estaba a la venta, pero estoy seguro (bueno, casi seguro) de que en medio de todos esos colorinches murales estba expuesto, como si nada, nada menos que una abertura hacia otra dimensión, o dimensiones; una especie de aleph borgiano (link) a disposición de cualquiera que se aviniese a pagar el precio y se arriesgara a mirar através de esa ventana de cristal de apariencia inocente. Pero ya junté coraje y estoy resuelto; el domíngo que viene voy a volver a esa esquina, no recuerdo bien dónde quedaba -y ahora me entra la duda de si existe- y voy a ver si lo puedo adquirir, o al menos, preguntar si me dejan echar  una miradita adentro.

lunes, 8 de junio de 2020

Sin mucho cambio

Con o sin coronavirus, incluso con menos puestos y con tapabocas, la feria continúa sindo visualmente muy interesante. Esta foto me hace pensar en una variación de un tango que cantaba el personaje de la entrada de ayer, Mi noche triste (link), solo que aqui la guitarra no está colgada en el ropero sino expuesta en la vereda.

domingo, 7 de junio de 2020

Destemido


Hoy la feria estaba animada, mucha gente, algunos de tapabocas, otros no, casi como en una época normal. Y estaba ese de ahí, el tipo peinado a la gomina, ostentado su luminosa sonrisa de dientes perfectos, como si estuviese por encima del bien y del mal, pero en fin, por algo lo llaman El Mago.

sábado, 6 de junio de 2020

Hallazgo




Una suerte de "objet trouvé" à la Duchamp, en este caso más  bien un "paysage trouvé", en mi barrio de camino a la feria de los viernes, hace un par de días.

jueves, 4 de junio de 2020

Un viaje a la India-29


Nepal-4

La mañana siguiente salgo temprano para el mercado de vegetales de Kathmandú, pero no me quedo mucho y continúo caminado hacia el monasterio budista de Swayambunat, a lo alto de una colina al oeste de la ciudad. Saco cuatro rollos de budas, monos, perros, fieles y demás. Es una agradable caminata,de ida y vuelta, que remato almorzando al regreso cordero frito con una especie de arroz soplado, gengibre, ajo y chile verde fresco. Compro una pequeña mochila para realizar una excursión de un par de dias a Bhaktapur y Nagarkot. De noche, controlando mi correo electrónico, entro a la página del Cultural de El País y compruebo que ya han publicado mi artículo sobre el fotógrafo estadounidense Walker Adams.