martes, 23 de junio de 2020

Un viaje a la India-35


Nepal-10

Por la mañana voy caminando hasta el templo hindú de Pashupatinath, a pocos km de distancia de la ciudad adonde llego alrededor de las nueve y media, cuando aún hay poca gente. El cartel frente a la entrada principal me informa que los no-hindúes tienen vedada la entrada al recinto interno. El guardia frente a la puerta me dice que puedo mirar desde afuera, por ambos lados y fotografiar desde más lejos, desde donde no se puede apreciar el ambiente. Luego me pide propina. Doy una vuelta alrededor, en medio de montañas de basura que dejaron las celebraciones de la víspera. En un patio lateral varios fieles llevan a cabo un ritual con platos encendidos, y a pocos pasos de allí un perro agoniza con el hocico cubierto de espuma blanca y de moscas. Continúo mi recorrido y llego al ghat de las cremaciones, junto al rio Bagmati, un arroyuelo lleno de desperdicios que es considerado sagrado por ser afluente del Ganges. A sus orillas, empleados del templo barren la basura hacia las aguas sagradas, en las cuales, apenos unos metros corriente arriba, algún fiel se baña. Sobre la escalinata junto a la orilla yace un cuerpo envuelto en una tela amarilla a la espera de ser cremado. A mi lado un joven nepali habla por su celular y grupos de turistas vienen y van, sin saber bien qué actitud adoptar ante el espectáculo. Un poco mas allá otro cuerpo termina de quemarse, frente por frente a una escuela pública, algunos de cuyos alumnos juegan indiferentes y un hombre, metido en el rio hasta la rodilla, retira troncos quemados del agua. Un muchacho que obviamente se ocupa de guiar a los turistas, me acompaña y no lo corro porque me da buenas informaciones sobre todo el proceso. Me indica cuáles son los lugares de cremación reservados para la realeza nepalí, los reservados para los ricos y los para el común de la gente. "Alli cremaron a la reina después de la tragedia del año pasado", me dice refiriéndose a la matanza de ocho miembros de la familia real, incluidos el rey y la reina, por uno de sus hijos, quien aparentemente luego del magnicidio se suicidó, muriendo dos dias después. 




Leyendo el diario mientras al fondo creman un cadáver