¡Numerosas Felicidades!

A falta de árbol (estamos en una ciudad) y en lugar de velas (son peligrosas y poco ecológicas) vaya esta imagen presuntamente navideña tomada en la Old City de Montevideo, con los mejores votos por una buena estadía y/o una pronta recuperación (¿¿¿???) para todos/todes/tod*s/tod#s, etc.

Ah, y me olvidaba, quizás sería mejor que controlen sus ingestas de sólidos y/o líquidos en estos días festivos  y tengan cuidado al cruzar la calle, especialmente de noche tras beber de forma inmoderada y haber así elevado su alcoholemia consecuentemente.

El bosque encantado

Iba completamente distraído, con la mente focalizada en cosas vitales, como el concepto de la verdadera verdad, para citar  a unos filósofos brasileños (link), entre otros, cuando de pronto me di cuenta de que me había extraviado. No había ningún agujero a la vista y tampoco se me apareció el gato de Cheshire como a Alicia, simplemente me di cuenta de que, de improviso y de forma involuntaria, había pasado a otra dimensión y me encontraba en un bosque encantado, quizás incluso en el bosque encantado. Lo supe de inmediato, no podría explicar cómo, apenas puedo ofrecer como posible evidencia de mi extravío/desvarío esta imagen que tomé con mi fiel cámara, la que nunca miente.

Coordinación

Los ciudadanos modernos hemos aprendido, aunque sea a los golpes, a coordinar nuestras actividades cotidianas para tornarlas más eficientes. Estos montevideanos, por ejemplo, hablan por sus móviles al mismo tiempo, pues es sabido que de este modo los mensajes llegan más rápido a destino.

El disuasor

Me estaba preguntando quién, en su sano juicio, acudiría a ese merendero tan acogedor,  pero custodiado por ese cancerbero de aspecto ostensiblemente feroz e intimidante, díganme, ¿quién? 

A hurtadillas

Con frecuencia acudo a un cierto café en la Ciudad Vieja y cuando se presenta la oportunidad, me siento junto a uno de sus ventanales a saborear mi brebaje. Desde esa modesta, aunque privilegiada atalaya, o mangrullo, como prefieran, puedo observar a los transeúntes con todo detalle sin ser visto, aunque por momentos me pregunto si no será precisamente al revés...

Homero Alsina Thevenet

Leo en la prensa argentina (link)que hoy se cumple otro aniversario de la partida del gran periodista y crítico cinematográfico uruguayo Homero Alsina Thevenet, muy conocido como HAT, aunque para todos  quienes tuvimos el gusto y el honor de tratarlo y/o trabajar con él, era y continúa siendo simplemente "Homero". Lo conocí a inicios de los aciagos años 70 en Buenos Aires él cuando trabajaba en la redacción de la revista Primera Plana de la editorial Abril y lo reencontré años más tarde, cuando comencé a colaborar del suplemento Cultural del diario El País de Montevideo, del cual era el director. Me enseñó unas cuantas cosas, que luego me fueron muy útiles en los años en que trabajé en la mesa de edición fotográfica del desk para latinoamérica de la Agencia Prance Presse en Montevideo. Estoy seguro de que todos los que tuvieron algún tipo de relación profesional con él podrán decir otro tanto.

Compensación

Para tornar un poco más llevadera la complicada tarea de comprar papas, zanahorias y demás verduras que cumpliesen con la exigencia de ser buenas, bonitas y baratas, un dúo de talentosos músicos amenizaba la feria tocando con virtuosismo viejos tangos. Así da gusto...