jueves, 30 de abril de 2020

Un viaje a la India-20


Varanasi-1

Llego a Varanasi al atardecer. El taxi del aeropuerto al hotel no es barato, pero es un trayecto largo y complicado a través de un tránsito caótico envuelto en el smog. Escapamos por poco de chocar con diversos tipos de vehiculos varias veces, pero finalmente llegamos sanos y salvos al hotel, el Ganges View, frente al Assi ghat.  Es una antigua residencia muy bien mantenida y el precio del alojamiento está acorde a su fama, aunque sin ser excesivo.  Impaciente, salgo a caminar, aunque ya es noche, a lo largo del el ghat, que iluminado por la luna llena está envuelto en una atmósfera muy particular, pero tras dar una vuelta por las inmediaciones vuelvo al hotel a descansar. 
Al dia siguiente me levanto al amanecer y el espectáculo que ofrecen los ghats es increíble. Los voy recorriendo  todos, incluidos los dos de las cremaciones, donde hago algunas tomas desde cierta distancia, pero es algo demasiado morboso como para insistir. A medida que avanza la mañana, la luz va cambiando y el espectáculo va perdiendo su atractivo. Por la tarde, con el calor, el olor a orina y a excrementos son insoportables en la mayor parte del recorrido. 









martes, 28 de abril de 2020

Un viaje a la India-19


Agra

Salgo a pie hacia el Fuerte Rojo, uno de los lugares famosos de Agra junto con el Taj Mahal y por el camino atravieso la parte antigua de la ciudada, adonde está el mercado. Aunque visualmente fascinante, es un espanto de suciedad y miseria. Ya en el Fuerte Rojo, decido no entrar: la admisión cuesta 20 rupias (poco menos de  medio dólar) para los indios y 250 rupias (5 dólares) para los estranjeros, aparte de extras por las cámaras, etc. Es la oficializacion de la actitud de los conductores de rickshaws, o sea que los extranjeros están para ser robados descaradamente. Sigo hasta el Taj Majal, esquivando como puedo mendigos, taxistas y vendedores al acecho, todos desesperados por sacarme algo. Alli es el mismo esquema, con el agravante del portón electrónico de seguridad, junto al que hay que dejar cualquier equipo electrónico y recogerlo a la salida. Pienso en mi fotómetro, la única pieza de mi equipo que lleva pilas, absolutamente necesario, miro la larga cola y decido seguir de largo.


Por suerte siempre hay dioses benévolos a mano

 
Tras ver las carnicerías, sin heladera y ni siquiera fiambreras, como 
 había antes en campaña, uno no puede más que volverse vegetariano.

Unos muchos y otros nada y eso no es casualidá...


La zona comercial luce un tanto revuelta

Permanentemente tengo problemas cuando voy a pagar por algo o por un servicio, siempre me quieren estafar. Por ejemplo, un vendedor me cobra dos veces y media el precio habitual por un helado. No me puedo contener y se lo digo, el caradura simplemente me ofrece un poco más en compensación. Más tarde se lo comento, molesto, a el taxista con el que ha arreglado para que me lleve mañana al aeropuerto y este me responde que es "debido al color de mi piel", mientras se señala el antebrazo. Me quedo el resto de la tarde encerrado leyendo y tomando té en mi habitación.



domingo, 26 de abril de 2020

Un viaje a la India-18


Pushkar-Jaipur-Agra

Me levanto màs tarde de lo habitual, es mi último  dia en Pushkar. Siguen llegando turistas y peregrinos pero los camelleros, por el contrario, ya se han ido casi todos, quedan más que nada los negociantes de caballos. Numerosos grupos de turistas se pasean con enormes teleobjetivos en sus camaras, veo a algun grupo de japoneses, siempre juntos y liderados por un guia que los lidera enarbolando una banderita roja.  
El viaje hasta Jaipur es pintoresco e increiblemente largo -cinco horas- teniendo en cuenta la distancia, menos de 180 km.  Jaipur, la capital del Rajastán, es una ciudad muy grande y de aspecto moderno. Tras pasar junto a varias vistosas ceremonias nupciales, con los novios montados en caballos y acompañados por grupos de jóvenes portando luminarias y de bandas de músicos -es época de casamientos- el autobús nos deja en un oscuro callejón apartado a merced de los conductores de rickshaw que nos aguardan . Tras dos o tres intentos consigo un hotel cómodo, pero decido partir al mediodía siguiente hacia Agra, adonde llego al caer la tarde tras un viaje fatigoso.
Consigo un hotel bastante bueno y barato cuyo manager me recomienda tener cuidado, que no acepte invitaciones, ni bebidas, ni nada de desconocidos, como me decía mi mamá cuando era chico.







viernes, 24 de abril de 2020

Dia Internacional del Libro

Hoy se celebra el Dia Internacional del Libro y más que nunca esos amigos incondicionales nos dan ánimo en estos momentos de confinamiento dignos de una obra de ciencia ficción. Este otro amigo, esta vez humano, Jorge Artola, aloja tantos amigos de papel en su cavernaria librería de usado Diomedes que los tiene que amontonar a paladas, ¡y aqui está la foto, que no miente, para probarlo!

jueves, 23 de abril de 2020

Un viaje a la India-17


Pushkar-5

La feria ganadera llega a su fin; hay bastante menos rebaños que en la víspera y muchos campesinos están empacando sus carpas y enseres para marcharse. El circo, por otro lado, esta casi armado, muchas atracciones ya están operativas y sus altoparlantes atruenan el entorno. Tiene tres enormes ruedas gigantes que iluminan la noche con sus lamparitas multicolores. Puestos de venta y vendedores de todo tipo de mercaderias florecen como hongos y atraen a los campesinos como la miel a las moscas. 




Hace tiempo escribí en este blog sobre este caballero (1)





Es mi última noche en Pushkar, vine por el mercado de camellos y cuando acabe el festival religioso se va a complicar para dejar la ciudad con tantos viajeros, mañana por la mañana me voy. 
Al regresar al hotel depués de cenar, los dueños me invitan a tomar una cerveza. Les pregunto si el tomar alcohol no está prohibido en la ciudad. Me dicen que si, pero que lo hacen en secreto. Entonces les pregunto si pueden comer carne, y entonces me responden enfáticamente "No, meat is not possible!..

martes, 21 de abril de 2020

Un viaje a la India-16


Pushkar-4

Acicalándose para la fiesta 

Esta noche el ruido fue yendo en aumento,  no hubo casi momentos de silencio y antes del amanecer era tan intenso que tuve que recurrir a los tapones para los oídos que había traído para estas emergencias. Cada vez llegan más peregrinos y turistas, locales y extranjeros. También se intensifica el dispositivo de seguridad policial.  Ahora han instalado portones electrónicos, como en los aeropuertos en los accesos al templo de Brahma, en la calle, ya de por si congestionada, lo que la torna casi intransitable. Y van llegando más y más policías, que se  instalan con  sus chalecos antibalas y fusiles de asalto y metralletas frente a cada templo. Me acerco a la entrada de un ghat para lograr una toma de la gente bañándose en el lago y los guardias armados y enseguida me aborda un joven que se autodefine como un brahmán (1) que se empeña en explicarme el porqué de la prohibición de fotografiar a los que se bañan. Cuando le pregunto si la prohibición de usar calzado a menos de 40 pies de distancia de los escalones se extiende a los policias, con sus botas y que ostensiblemente no respetan esa regla, me dice que es para todos, aún para el primer ministro de la India, lo que demuestra que no ve lo que no quiere ver. 
Han pegado anuncios por toda la ciudad prohibiendo comer carne (y huevos), beber alcohol, fotografiar a los peregrinos bañándose, a hombres y mujeres abrazarse en público y avisa de algunos peligros, entre ellos comer o beber cosas ofrecidas por desconocidos. Más tarde me vuelvo a cruzar con el brahmán, que se ofende porque no lo reconozco de inmediato y resulta ser un estudiante que piensa seguir Derecho y cuya familia tiene una tienda de artesanías. Termina pidiéndome "algún obsequio", como una camisa, un pantalón, al menos un par de medias...




En el campamento, al atardecer

Las calles son caóticas y al mirar hacia arriba...


sábado, 18 de abril de 2020

Un viaje a la India-15


Pushkar-3

A veces, recorriendo el mercado de camellos, algún vendedor instalado en su carpa o directamente bajo las estrellas, me llama para que le tome una foto, para conversar como podamos o simplemente para mostrarme, orgulloso, sus animales. Hay unos caballos magníficos. Muchos camellos están adornados con flores en la cabeza y pintados o maquillados, lo que les confiere un aire  un tanto gracioso, como si fuesen animales de Disney.  Por lo general son muy altos, el tope de la joroba de algunos debe llegar a los dos metros y media de altura.






Ha llegado un número importante de efectivos policiales para reforzar la seguridad, en particular en los templos y demás lugares de culto. Van armados con fusiles de asalto FAL y AK y metralletas inglesas Sterling y algunos tienen binóculos. Me dicen que es la primera vez que se toman esas medidas en Pushkar y que 200 americanos tenían reservas para venir las cancelaron a último momento por sugerencia de su gobierno. Obviamente, el terrorismo es una preocupación constante en la India y la proximidad con Pakistán un motivo más de recelo.




La ciudad de Pushkar en su totalidad es considerada lugar sagrado y por ello no se vende alcohol ni se preparan alimentos con carne o huevos. Pero no por ello se come mal, sino que, por el contrario, sorprende lo variado de la oferta vegetariana, tanto en platos indios como chinos u occidentales. 
Han colocado adornos luminosos por toda la ciudad, y como consecuencia la luz se corta a cada rato, pero pero la noche noche la ciudad luce espléndida.

jueves, 16 de abril de 2020

Un viaje a la India-14


Pushkar-2

Vacas y monos parecen haberse adueñado de este ghat

Los peregrinos se bañan bajo la tranquila mirada de esta vaca por definición, sagrada

Salgo temprano para el mercado de camellos, luego de una noche de relativo descanso: el hotel está situado sobre una calle transitada sobre la cual da mi habitación en el segundo piso... La mañana pasada en el extenso campamento de los vendedores de ganado, camellos y caballos, resulta en cambio agradable y productiva. Algunos me llaman para conversar, y lo hacemos como podemos, o sea con gestos. Muchos se pasean orgullosos sobre sus monturas. Comienzo a ver las primeras transacciones, me uno a los grupos, nadie da señales de notar mi presencia, están  demasiado ocupados en sus asuntos. 

El gran campamento a las afueras del poblado comienza a colmarse


Vendedores de camellos

A pesar de la diferencia en la ropa, este camellero me recordó a nuestros troperos

Momento de descanso para hombres y animales.


martes, 14 de abril de 2020

Un viaje a la India-13


Ajmer-Pushkar

Salgo para Ajmer, apenas una breve escala antes de ir a la ciudad santuario de Pushkar, en la que por esta fecha se realiza un festival religioso y lo que me interesa más, el mercado de camellos más grande del mundo. El trayecto de cuatro horas desde Jodhpur se hace muy llevadero gracias a que el autobús esta vez es bastante mejor que los que he tomado hasta ahora.
Ajmer es una ciudad bulliciosa con aspecto de estar cayéndose a pedazos y por las calles se ve de todo: vacas, burros, perros, cerdos, pollos, carruajes tirados por caballos, rickshaws movidos a motor o a bicicleta y en los pretiles y techos de las casas, monos, muchos monos. 
Luego de registrarme en el hotel y cuando me dirijo a mi habitación un empleado me corre y me dice "Señor, no vaya a abrir la ventana de la habitación..."  y me lo quedo mirando sin comprender hasta que completa su frase "porque pueden entrar los monos". Parece una recomendación un tanto delirante, pero después me explican que efectivamente, los simios suelen meterse dentro de las casas buscando comida, pero los atraen los objetos brillantes o diferentes, que bien pueden ser una cámara o el cinturón con el dinero y el pasaporte, los toman y después vaya uno a seguirlos por los tejados...


Ajmer es una ciudad con mucha vida...de todo tipo

Al día siguiente salgo para Pushkar, a apenas media hora de camino, en un jeep con otros once pasajeros. Voy solamente a reservar hotel y tras pagar un par de diarias como adelanto retorno a Ahjmer por mi equipaje en un autobús que parece un camión lechero, para cada poco rato, pero es un viaje muy disfrutable a causa del espectáculo.


Pushkar es una pequeña ciudad muy interesante y en esta época, muy agitada a causa del turismo, el mercado de camellos y otros cuadrúpedos y los peregrinos. Tiene un pequeño lago cuyas aguas son consideradas sagradas, con ghats que no permiten fotografiar, aunque en seguida me queda claro que los policías bien armados que montan guardia por si los islamistas...ignoran lo que es un teleobjetivo.


Los comerciantes de ganado ya están llegando y  se va formando un gran campamento a las afueras del poblado,  adonde se van a vender camellos, caballos y ganado bovino. Junto a ellos se instala un circo. La atmósfera es más relajada que en el poblado, con la excepción de algunos niños, que resultan realmente muy fastidiosos y lo persiguen a uno tratando de sacarle plata, pero en fin, después de todo es su zafra anual. 


Creo que por mejor que sea el espectáculo del circo, nunca podrá igualar al que se ve afuera

Ajedrez a la hora de la siesta


La fémina ideal y las de verdad


AVISO A LOS NAVEGANTES

Para quienes no lo sepan o lo hayan olvidado, quiero recordarles que haciendo clic con el ratón en las fotos éstas pueden verse a mayor tamaño. Las imágenes tomadas con granangular especialmente, no pueden apreciarse bien en tamaños pequeños ya que fueron realizadas pensando en su visualización en tamaños mayores.