sábado, 18 de abril de 2020

Un viaje a la India-15


Pushkar-3

A veces, recorriendo el mercado de camellos, algún vendedor instalado en su carpa o directamente bajo las estrellas, me llama para que le tome una foto, para conversar como podamos o simplemente para mostrarme, orgulloso, sus animales. Hay unos caballos magníficos. Muchos camellos están adornados con flores en la cabeza y pintados o maquillados, lo que les confiere un aire  un tanto gracioso, como si fuesen animales de Disney.  Por lo general son muy altos, el tope de la joroba de algunos debe llegar a los dos metros y media de altura.






Ha llegado un número importante de efectivos policiales para reforzar la seguridad, en particular en los templos y demás lugares de culto. Van armados con fusiles de asalto FAL y AK y metralletas inglesas Sterling y algunos tienen binóculos. Me dicen que es la primera vez que se toman esas medidas en Pushkar y que 200 americanos tenían reservas para venir las cancelaron a último momento por sugerencia de su gobierno. Obviamente, el terrorismo es una preocupación constante en la India y la proximidad con Pakistán un motivo más de recelo.




La ciudad de Pushkar en su totalidad es considerada lugar sagrado y por ello no se vende alcohol ni se preparan alimentos con carne o huevos. Pero no por ello se come mal, sino que, por el contrario, sorprende lo variado de la oferta vegetariana, tanto en platos indios como chinos u occidentales. 
Han colocado adornos luminosos por toda la ciudad, y como consecuencia la luz se corta a cada rato, pero pero la noche noche la ciudad luce espléndida.