Pushkar-Jaipur-Agra
Me levanto màs tarde de lo habitual, es mi último dia en Pushkar. Siguen llegando turistas y peregrinos pero los camelleros, por el contrario, ya se han ido casi todos, quedan más que nada los negociantes de caballos. Numerosos grupos de turistas se pasean con enormes teleobjetivos en sus camaras, veo a algun grupo de japoneses, siempre juntos y liderados por un guia que los lidera enarbolando una banderita roja.
El viaje hasta Jaipur es pintoresco e increiblemente largo -cinco horas- teniendo en cuenta la distancia, menos de 180 km. Jaipur, la capital del Rajastán, es una ciudad muy grande y de aspecto moderno. Tras pasar junto a varias vistosas ceremonias nupciales, con los novios montados en caballos y acompañados por grupos de jóvenes portando luminarias y de bandas de músicos -es época de casamientos- el autobús nos deja en un oscuro callejón apartado a merced de los conductores de rickshaw que nos aguardan . Tras dos o tres intentos consigo un hotel cómodo, pero decido partir al mediodía siguiente hacia Agra, adonde llego al caer la tarde tras un viaje fatigoso.
Consigo un hotel bastante bueno y barato cuyo manager me recomienda tener cuidado, que no acepte invitaciones, ni bebidas, ni nada de desconocidos, como me decía mi mamá cuando era chico.