martes, 14 de abril de 2020

Un viaje a la India-13


Ajmer-Pushkar

Salgo para Ajmer, apenas una breve escala antes de ir a la ciudad santuario de Pushkar, en la que por esta fecha se realiza un festival religioso y lo que me interesa más, el mercado de camellos más grande del mundo. El trayecto de cuatro horas desde Jodhpur se hace muy llevadero gracias a que el autobús esta vez es bastante mejor que los que he tomado hasta ahora.
Ajmer es una ciudad bulliciosa con aspecto de estar cayéndose a pedazos y por las calles se ve de todo: vacas, burros, perros, cerdos, pollos, carruajes tirados por caballos, rickshaws movidos a motor o a bicicleta y en los pretiles y techos de las casas, monos, muchos monos. 
Luego de registrarme en el hotel y cuando me dirijo a mi habitación un empleado me corre y me dice "Señor, no vaya a abrir la ventana de la habitación..."  y me lo quedo mirando sin comprender hasta que completa su frase "porque pueden entrar los monos". Parece una recomendación un tanto delirante, pero después me explican que efectivamente, los simios suelen meterse dentro de las casas buscando comida, pero los atraen los objetos brillantes o diferentes, que bien pueden ser una cámara o el cinturón con el dinero y el pasaporte, los toman y después vaya uno a seguirlos por los tejados...


Ajmer es una ciudad con mucha vida...de todo tipo

Al día siguiente salgo para Pushkar, a apenas media hora de camino, en un jeep con otros once pasajeros. Voy solamente a reservar hotel y tras pagar un par de diarias como adelanto retorno a Ahjmer por mi equipaje en un autobús que parece un camión lechero, para cada poco rato, pero es un viaje muy disfrutable a causa del espectáculo.


Pushkar es una pequeña ciudad muy interesante y en esta época, muy agitada a causa del turismo, el mercado de camellos y otros cuadrúpedos y los peregrinos. Tiene un pequeño lago cuyas aguas son consideradas sagradas, con ghats que no permiten fotografiar, aunque en seguida me queda claro que los policías bien armados que montan guardia por si los islamistas...ignoran lo que es un teleobjetivo.


Los comerciantes de ganado ya están llegando y  se va formando un gran campamento a las afueras del poblado,  adonde se van a vender camellos, caballos y ganado bovino. Junto a ellos se instala un circo. La atmósfera es más relajada que en el poblado, con la excepción de algunos niños, que resultan realmente muy fastidiosos y lo persiguen a uno tratando de sacarle plata, pero en fin, después de todo es su zafra anual. 


Creo que por mejor que sea el espectáculo del circo, nunca podrá igualar al que se ve afuera

Ajedrez a la hora de la siesta


La fémina ideal y las de verdad