sábado, 13 de junio de 2020

Un viaje a la India-31


Nepal-6

Salgo a dar una vuelta y a almorzar. La ciudad es increible, tiene amplias zonas de aspecto poco menos que medieval, de calles estrechas, a veces de menos de dos metros de ancho con entradas a casas con patios interiores con gente llevando a cabo sus actividades habituales. Como los edificios son altos, pueden tener cuatro o cinco pisos, los callejones son sombríos y húmedos. En algunos el suelo es de ladrillos y con la humedad y la escasa luz del sol que les llega, se cubren de moho  y se vuelven peligrosamente resbaladizos.
En un par de puntos de entrada a la parte vieja de la ciudad hay unos portones enormes junto a los que acechan los encargados de controlar que los turistas paguen el "derecho dea visita", nada menos que de diez dólares, mi presupuesto diario incluyendo hotel y comidas. Yo ya lo pagué al llegar dos dias atras e insisti en que me validaran el ticket por lo menos por una semana. Pero lo mismo que en KTM, finalmente descubrì que es muy fácil evitar esos puntos entrando por alguna de las callejuelas laterales y desde entonces no he tenido que mostrar mi permiso ni una sola vez. Nara mi no es más que una especie de juego, después de todo ya pagué, pero me imagino que si son tan eficaces para combatir a la guerrilla maoista como lo son para controlar los billetes, están fritos.







Sin duda esos leones de piedra son multiuso