
Más embarcaciones -esta vez un poco mayores- y agua, bastante agua, puesto que es el Océano Atlántico. Fue en Port Gentil, en Gabon, adonde estuve brevemente esperando para embarcar en una barcaza petrolera.


¿Caos? Caos es el que va a haber en la plaza cuando salga esta medianoche del desk. Hoy comienza el carnaval más largo del mundo, su desfile inaugural se realizará más de un mes antes de la fecha que marca el calendario y luego se extenderá y se extenderá...¡Eso es saber vivir, gozar de la vida! (algunos detractores piensan que no es más que una larga joda, pero bueno...)
Ni qué decir que el tránsito en las calles de las ciudades de la India refleja esa naturaleza extremadamente desordenada que se manifiesta en muy diversos aspectos de la sociedad. Aprender un poco acerca de la llamada "teoría del caos" me ayudó un poco a enfrentar ese caos urbano sin desesperar. Tras leer algunos libros al respecto, por lo menos ese desorden extremo pasó a resultarme menos amenazador.
Sí, creo que caótico es la expresión. Seis años después, de regreso en Delhi, tomé esta imagen, no muy distinta de las que hice en otras ciudades, que no son siquiera como ésta, la capital de un país de 1.000 millones de habitantes poseedor de nichos de tecnología muy avanzada y capacidad militar nuclear.

Este domingo estoy de guardia en el desk y mientras miro hacia el mar por la ventana me viene el deseo de viajar muy lejos, afección que padezco con cierta frecuencia. Al revolver en mi archivo me cautivó esta imagen, tomada en la mítica Bagan, ciudad abandonada con miles de templos asediados por la exhuberante vegetación. Partía de regreso a Yangón y estaba en el autobús. Un birmano, probablemente habituado al trayecto, se había instalado cómodamente en su asiento, mientras que afuera unas vendedoras aguardaban a que se diese el milagro de que alguien les comprase algo, para variar.
En ocasiones uno no sabe qué le resulta más interesante, si las presuntas maravillas que anuncian magos y equilibristas, o el propio público que pasa por delante del circo o parque de atracciones. Como en este caso, para no ir más lejos, en ocasión de celebrarse el mercado anual de camellos en Pushkar, en el noroeste de la India.
En 1978 la compañía brasileña de buceo para la que trabajaba me envió unos meses a Paris a hacer un curso de especialización. Tenía bastante tiempo libre y me dediqué a recorrer un poco la ciudad. Descubrí el equivalente a nuestro Parque Rodó -bastante más grande- en el parque de diversiones llamado Foire du Trône. Allí estaba esta adivina, Madame Zega, esperando por sus víctimas -digo, clientes- como una araña en su tela. No tengo idea de cuán acertados serían sus vaticinios, pero lo que sé, es que no tenía un aire muy amigable.
Ya que estoy con parques o ferias de diversiones, revolviendo en mi archivo encontré esta imagen de la feria de Alejandría, fotografiada durante el día, cuando no había público. Era un lugar con una atmósfera absolutamente felliniana ( o quizás es que las películas de Fellini tienen una atmósfera absolutamente alejandrina)
¡Ya basta con el Parque Rodó, podrías pasar a otra cosa!- me dijeron ayer. Pero yo insisto con el tema, un poco por mis genes vascos y otro poco porque me fascinan los parques públicos y las ferias de diversiones, en particular cuando están vacíos e inactivos.
¿Ustedes creen en los fantasmas? Yo no, hasta que vi a esos tres personajes. Según parece, cuando el parque de diversiones duerme, aburrido y no hay nadie en la vuelta para verlos, o así lo creen, esos tres se asoman tímidamente y llevan a cabo su acto. Los pesqué de pura casualidad y quise conocer un poco más su historia, pero apenas me acerqué a ellos, se quedaron inmóviles, como pintados en el muro.


Envuelto en su sábana como en una mortaja, ese hombre joven -un adolescente quizás- dormía junto al mar. 
Apenas un mes después de haber tomado la foto de la entrada anterior y ya de regreso, durante una breve escala en Madrid pude tomar esta otra fotografía. Nadie parecía prestarle atención a la parejita que se besaba con esmero en la parada del autobús. Las imágenes fueron hechas en mundos muy diferentes, separados solamente por unas pocas horas de vuelo.


Enero de 2011 se ha iniciado con bastante viento, poco adecuado para hacer playa. La alternativa para pasar el rato cuando sopla fuerte puede ser la habitual: ir al café, solo o en compañía, a leer, mirar la compu en los sitios con wi fi o mirar la gente para por la ventana. Puede parecer menos atractivo, pero en compensación, el riesgo de generar cáncer de piel por exposición a los crueles ultravioletas del sol veraniego es mucho menor. No se consuela el que no quiere.