domingo, 23 de enero de 2011

Viajero

Este domingo estoy de guardia en el desk y mientras miro hacia el mar por la ventana me viene el deseo de viajar muy lejos, afección que padezco con cierta frecuencia. Al revolver en mi archivo me cautivó esta imagen, tomada en la mítica Bagan, ciudad abandonada con miles de templos asediados por la exhuberante vegetación. Partía de regreso a Yangón y estaba en el autobús. Un birmano, probablemente habituado al trayecto, se había instalado cómodamente en su asiento, mientras que afuera unas vendedoras aguardaban a que se diese el milagro de que alguien les comprase algo, para variar.