Si no supiese que esta zona está en medio de la ciudad, más precisamente frente al Club de Golf, esta orilla pedregosa inserta en un paisaje relativamente despoblado podría hacer pensar en alguna playa perdida de la costa mediterránea. Mirando la imagen con algo más de detenimiendo, se perciben los detalles que refutan esa impresión; vehículos, gente pescando en espigones de concreto y allá a lo lejos, las elevadas siluetas de las grúas portuarias. De todas formas se me ocurre que no está nada mal, para la capital de un país por pequeño que sea, que con un poquito de imaginación apenas, uno pueda transportarse al sitio de su preferencia.
