Periodista

Una compañera de AFP en plena charla con su editor, armas en mano. Hace un montón de años el estereotipo del periodista -al menos el que nos llegaba a través de Hollywood o de los comics- era un hombre joven, vestido con un traje gris y un sombrero del mismo color en cuya cinta guardaba sus tarjetas que lo acreditaban como profesional de la noticia o del chisme, según fuera su perfil. Hoy en día las cosas han cambiado mucho; ya nadie usa sombrero.

Banderas rojas

Desde las ventanas del desk se escuchaba claramente el estallido de los cohetes y las consignas, amplificadas por los altavoces, de la marcha, en medio de militantes banderas rojas. Por un momento y en una especie de revival, me vino a la memoria el tiempo en que los estampidos correspondían a los disparos de los lanzagranadas de la policía tratando de dispersarnos con gases lacrimógenos. Son trucos que a veces nos juega la memoria cuando se le presenta la ocasión y no tiene nada mejor en qué ocuparse.

Robe de chambre

Nunca supe su nombre. Estaba fotografiando el jardín de su casa desde la calle, una calle de intenso tránsito en la cual la vieja casona con estatuas de mármol junto a la entrada desentonaba como una máquina de coser junto a un paraguas sobre una mesa de disección (¿de dónde habré sacado eso?). Cuando el dueño de casa se asomó a ver qué pasaba, la sensación de haber dado un salto atrás en el tiempo se acentuó aún más. Estaba vestido con una vieja robe de chambre que habría debido pasar a retiro hacía tiempo y lucía una barba patriarcal que se acariciaba mientras charlaba conmigo amablemente de una cosa y otra, con la impresión de tener todo el tiempo del mundo por delante.

Clever Lara

Continuando con mi serie de retratos, hoy va esta imagen de mi amigo Clever Lara, reconocido pintor y ajedrecista convencido, que suele batirme sistemáticamente en el tablero cada vez que me aparezco por su taller.

Paranoia

Salí a la calle el sábado al mediodía y tuve un sobresalto: allí estaban de nuevo en force, los ojos que me vigilan constantemente adondequiera que me dirijo. Por suerte llevaba mi cámara para registrarlo, pues de lo contrario alguien podría decir que soy un paranoico.

Propaganda II

De Mumbai tomé hacia el sur, y en Mysore pude apreciar que la publicidad en la India seguía unos patrones más o menos definidos, siempre interesantes desde el punto de vista del fotógrafo.

Propaganda

Estaba trabajando en mi archivo y me encontré con esta imagen de carteles publicitarios (marquesinas) en Mumbai, India que me agradó para ponerla hoy. Son pintados a mano y aunque no tengan un aspecto muy moderno, en su conjunto crean una composición de colores muy agradable. No se conforma el que no quiere...

Complicado

Esta tarde en la agencia me cambiaron el sistema operativo de la computadora y entre las complicaciones relacionadas con los programas que faltaba instalar y los permisos y conexiones de red necesarios, estuve inmerso en problemas idiotas hasta conseguir que me pusiesen a funcionar el equipo como es debido.

Quiero recordar las épocas felices en las que las computadoras -si bien no hacían mucha cosa, tampoco creaban tantos problemas- con esta foto, precisamente, de mi finado gato Félix utilizando sabiamente el monitor para calentarse la barriguita.

Carlos Páez Vilaró

Volví a retratar a Carlos Páez Vilaró en 2002 durante una entrevista que hice para AFP. Casapueblo había cambiado, estaba mucho más extendida y diferente también por dentro. Su dueño estaba más viejo, naturalmente, luego de 29 años, pero seguía siendo el mismo personaje que derrochaba simpatía y promovía su propia imagen con elaborada elegancia.

Carlos Páez Vilaró

La ajedrecista

Esta tarde pasé frente al sempiterno grupo de ajedrecistas en la esquina de 18 de Julio que he fotografiado tantas veces y me llevé una sorpresa. Por primera vez vi sentada frente al tablero, enfrentando con brío a uno de los habitués del club de la vereda, a una mujer. Jugaban una partida "ping pong", con relojes regulados para poco tiempo y hay que ser realmente bueno para no meter la pata con el apuro. La ajedrecista parecía desempeñarse muy bien y me habría gustado quedarme un rato más para ver quién ganaba, pero se me hacía tarde y tuve que continuar mi camino.

Carlos Páez Vilaró

Cuando tomé esta foto no estaba pensando aún en mi serie sobre pintores; fuimos con un periodista de O Estado de Sao Paulo a entrevistarlo a Casapueblo, en Punta Ballena, tras el regreso de su hijo Carlitos de los Andes. Era primero de enero y debimos tomar el tren, que era lo único que funcionaba. Carlos Páez Vilaró, como ya dije, es muy mediático y entrevistarlo resultó muy entretenido, pues a lo largo de nuestra entrevista nos refirió diversas anécdotas, entre las cuales había incluso alguna en la que jugaba un papel el mismísimo Picasso.

Miguel Ángel Pareja

El pintor Miguel Ángel Pareja vivía en una vieja casa muy grande, llena de plantas. Cuando le llevé este retrato a su taller en la galería Aramayo, preguntó "¿Yo soy así?", a lo que sus alumnos le respondieron que sí, que ése era un gesto muy suyo. Entonces me dijo, "Si es así está bien y es como me viste."

Jorge Páez Vilaró

El mismo día que fotografié a Manolo Lima fui al Museo de Arte Americano de Maldonado y pude retratar a Jorge Páez Vilaró, un gran pintor bastante menos conocido a nivel popular que su mucho más mediático hermano Carlos.

Luis Solari

Solari fue otro de los artistas ya consagrados que fotografié por esos años -aunque a él lo volví a retratar en los años siguientes. Mantuvimos largas charlas durante las cuales me dio algunos consejos y opiniones que me resultaron muy útiles. Le gustaba mucho la fotografía y me alentó a continuar retratando artistas, incluso me presentó a alguno de sus amigos. Era un hombre generoso y un gran artista. Conservo algunos grabados suyos y unos recuerdos de nuestros encuentros que atesoro por igual.

Zoma Baitler

Otro personaje que fotografié para mi muestra de 1976 fue Zoma Baitler (1908-94), un pintor muy conocido de origen lituano. Me abrió las puertas de su estudio con total generosidad, durante la realización de las fotos para esa serie de pintores recibí mucho apoyo por parte de la mayoría de los fotografiados (y también alguna solitaria muestra de mezquindad) y él fue uno de los que me alentaron a continuar con mi trabajo. Le di copias de algunas de las fotos que le tomé y ésta en particular le agradó tanto que la utilizó, imprimiéndola a gran tamaño, en un libro-catálogo que publicó mas adelante, lo que me dió mucho gusto.

Jorge Damiani

Retornando a los retratos de pintores, tomé esta imagen en 1975 para una serie que expuse en la sala chica del Subte Municipal. Recuerdo que a él le gustó, pues iba a la par de su espíritu surrealista, con ese árbol que crece en medio de su estudio y la nubecilla de humo que emana de su pipa ocultándole parcialmente el rostro.

Extraviada

La gaviota sobrevolaba la draga 9 frente al puerto de Montevideo. Es voz corriente entre los pájaros marinos que la turbulencia submarina creada por la actividad de esos barcos pone nerviosos a los peces, que se aproximan demasiado a la superficie y... ¡apetitosos pececillos!
Pero ésta se había extraviado en el laberinto de antenas y fanales del barco y parecía que no iba a conseguir salir a tiempo para el almuerzo, pobrecita...

Manolo Lima

Pensando en pintores, me acordé de Manolo Lima (1919-1990), a quien retraté en su hermosa casa de Pinares de Punta del este, en Maldonado, en 1976. No fue un pintor constructivista, áunque sí concurrió al taller de Torres García durante varios años.

Constructivismo

Siempre dije que la mayor fuente de inspiración para mis fotografías está en la literatura. Pretendo que mis imágenes, aunque formalmente pertenezcan al lenguaje visual, sirvan como pequeñas anécdotas, en lo posible de libre interpretación, como si fuesen historias muy cortas.

Sin embargo, no niego la influencia de la pintura y la arquitectura en mi obra, y como prueba de ello, hoy pongo esta imagen de corte netamente constructivista...

Pescadora

La pescadora se afanaba en retirar pececillos de su líquido elemento y lo hacía con apoyo: el señor detrás suyo opinaba y le daba amables consejos. Pescaban, podría decirse, en patota. Los pescaditos no tenían mucha chance...

Tarde de sábado

Este sábado por la tarde el tiempo en la tacita de plata estuvo espléndido. La gente acudió masivamente a la Rambla Sur a aprovechar el solcito, amenizado, hay que decirlo, por un viento del oeste por momentos un poco demasiado fuerte. No importa, como anuncio de la primavera, vale, y se agradece que el pronóstico de mal tiempo (y por ende de mal agüero) no se haya concretado.

Refinamiento

Para dar un poco de envidia, hoy pongo esta foto que apenas relata una jornada laboral como cualquier otra en el desk latinoamericano de AFP en Montevideo. Fue tan agradable como cualquier otro día, en realidad y los saladitos estaban bien, aunque hoy el champán no estaba a la temperatura adecuada. Verdaderamente imperdonable, tratándose de una agencia de noticias francesa...

Calorcito

Comienza a hacer un poco más de calor (¿será cierto que llega la primavera?) y pronto estará como para darse un baño como hace esa gente de la foto, aunque no sea en un río sagrado como el de ellos.

Puerto

Podría escribir un corto texto referido a la imagen de hoy que hablase de la dualidad de colores, a esas sogas que cuelgan y en epecial a los misteriosos números que ocupan parte de la misma. Sería abusivo; en realidad no se trata más que del casco de un barco anclado en el puerto de Montevideo, y los números misteriosos son simplemente para indicar el calado. Qué prosaico...

Onírica II

Otra imagen en el mismo tono que la de ayer, que parece escapada de un sueño, aunque un sueño que, para variar, fuese luminoso y con colores brillantes.

Onírica

A veces, a causa de su luz particular, o de los colores, o qué se yo de qué, me parece que una imagen no la vi realmente, sino que la soñé. Ésta, por ejemplo, tomada en la antigua ciudad en el oasis de Siwa, 600 km al sur de Mersa Matruh, en pleno desierto egipcio. Allí estuve en...¿estuve realmente?

Oficina

Le estaban pintando su oficina y provisoriamente lo habían instalado allí, en un lugar más pequeño, en medio de un caos de sillas, computadoras y diversos artilugios electrónicos. Pero hay que reconocer que se las arreglaba lo mejor que podía y sin perder por ello el buen humor.

Entretenido

Un modo inmejorable de pasar (y aprovechar) el tiempo mientras llegan los clientes. Ayer por la tarde en 18 de Julio, a la hora pico. Otra imagen para mi serie de lectores.

Vigilantes

Ayer, cuando volvía del trabajo, descubrí de pronto en la vereda de enfrente - sin molestarse siquiera en disimularse tras el plátano, o algo así- a esos dos ojos pantallescos que me vigilaban atentamente. Apresuré el paso y cuando llegué a casa cuidé de cerrar bien las tres cerraduras de la puerte de calle y durante un buen rato estuve asomado a una ventana, espiando hacia afuera con cuidado, para ver si me habían seguido. Creo que los despisté, pero no estoy seguro, nunca podré estarlo.

Ojos

Salí a recorrer la hermosa ciudad de Ouro Preto a ver sus antiguas y numerosas iglesias esparcidas sobre las colinas y me topé con ese enorme par de ojos que me miraban fijo y sin pestañear, como para ponerme nervioso.