Como muchos otros fotógrafos, siempre estoy pronto para utilizar escenarios y modelos que se hallan a mano, aunque más no sea para no perder la costumbre. Las mascotas están, naturalmente, disponibles en todo momento y lo que es mejor, no cobran caché ni se lamentan después de lo mal que salieron en la foto. Mi gata Arrobita, por ejemplo, residente permanente de la azotea que repetidamente me ha hecho comprender lo fóbico que le resulta el interior de mi casa, o sea, los estratos inferiores, a menudo realiza para mi beneficio poses y cabriolas, sospecho que con la intención de salir en la estampita. Para dejarla contenta aquí va una imagen que estoy seguro que le va a gustar.