martes, 18 de junio de 2024

Malévolo félido

A mí me gustan mucho los Felis silvestris catus, todos mis amigos lo saben, tengo dos ejemplares conviviendo conmigo (o más bien, yo con ellas) y he tenido más de ellos de una sola vez en alguna oportunidad. Resulta que a la vuelta de mi casa hay, agazapado entre los grises edificios del barrio, un ejemplar de Panthera tigris de considerable tamaño y de carácter tirando a agreste y feroz. Todos sabemos que tanto los primeros, como los Panthera tigris son miembros de la misma familia, los Felidae, es decir que todos son parientes, aunque los más compactos y prácticos Felis catus pertenecen a la subfamilia Felinae  y los Panthera tigris, por su lado, a la subfamilia Pantherinae. Vienen a ser algo así como  comanditas diferentes dentro de una misma familia, por más que sean primos, se nota que no son italianos. Parece complicado (en realidad lo es), pero juro que es así es como me aseguraron que son las cosas. 
Pues bien, en realidad este breve preámbulo fue para manifestar mi creciente molestia ante la desagradable actitud manifestada por el energúmeno del barrio, el ya mencionado Panthera tigris, que dedica sus ratos libres, o sea casi todo el tiempo,  a asustar a cualquiera que vea en la vuelta, como sucedió en el caso del pobre Homo sapiens acompañado por sus dos Canis familiaris (esta vez prefiero omitir otros detalles de parentezco) de la foto, que al escucharlo rugir hicieron mutis por el foro de forma disimulada pero veloz.