jueves, 26 de marzo de 2020

Un viaje a la India-2

Mumbai 1

El avión aterriza en Mumbai (la antigua Bombay) (1) cerca de la medianoche y hay poco movimiento y los trámites de migraciones y aduana son rápidos y eficientes. El aeropuerto es grande y moderno, pero no tanto como el de Kuala Lumpur. No bien pongo un pie en la calle me asalta un intenso olor a orina humana. Bienvenido a Mumbai, sahib.
Tras discutir con dos o tres taxistas el precio del viaje hasta el antiguo barrio de Colaba, adonde queda el hotel que elegí tras estudiar la guía, subo al destartalado Ambassador de mi elección que me lleva hasta mi destino a través de calles y avenidas caóticas, a pesar de la hora y que, quizás gracias a la por momentos feérica iluminacion nocturna, probablemente potenciada por la falta de sueño, me resulta una suerte de recorrido onírico muy disfrutable,  uno de los mejores viajes en taxi que recuerdo, incluso tomando en consideración el hecho de que atravesamos muchos barrios de aspecto paupérrimo.
A la mañana siguiente salgo temprano a recorrer la ciudad, que es fascinante, con su mezcla de estilos arquitectónicos y la intensa vida, humana y animal, que veo por sus calles.


En el centro de Mumbai se ve de todo un poco, arquitectura majestuosa de la época del Raj (2), edificios en ruinas o siendo demolidos para reemplazarlos por otros modernos, vacas, cabras,,, 



...y por supuesto, imágenes de dioses. El panteón de los dioses hindúes cuenta con más de 2.000 miembros y continúan surgiendo nuevos afiliados. Y por supuesto, la gente que lava su ropa y la cuelga a secar en la calle, en pleno centro de la ciudad.