sábado, 11 de septiembre de 2010

Advertencia

Sé de un cierto pequeño jardín, oculto tras un alto muro en una vieja casa del barrio Palermo, cuya entrada está clausurada por un portón de rejas a la cual le han adosado una oxidada chapa metálica para ocultar su interior de las miradas indiscretas. He oído decir que una vez traspuesto ese portón, el jardín luce inmenso y está poblado de plantas exóticas, entre las cuales circulan, en total libertad, pequeños seres desconocidos e indiferentes. También me han confiado, entre temerosos susurros, que ese jardín de maravillas está custodiado por un tenebroso ser primordial, una suerte de dragón implacable, y que pocos han logrado entrar en el vergel y volver a salir para contarlo. Pero también se dice, aunque sea difícil confirmarlo, que esos escasos seres elegidos, han vuelto cambiados y que en sus rostros luce la sonrisa de quien ha comprendido y está más allá de todo para siempre.