jueves, 29 de abril de 2010

Crepúsculo

Creo que ya lo he dicho en algún momento, pero me gustan mucho las ciudades a la hora del crepúsculo, cuando comienzan a encenderse las primeras lámparas, pero aún queda suficiente luz diurna para ver el contorno de los edificios y el cielo. Me gustan, en particular, las ventanas que comienzan a emerger de las sombras, dejando entrever lo suficiente como para estimular la imaginación. No me canso de recorrer las ciudades a esa hora tan especial, lo cual no quiere decir mucho en sí mismo, ya que es un efecto lumínico que dura apenas unos pocos minutos.