martes, 14 de julio de 2009

Silenciosas batallas

Allí están, cada tarde, todo el año, únicamente la lluvia los corre y no por mucho tiempo. Tomando como base de operaciones un puesto de periódicos y sus alrededores inmediatos, los ajedrecistas se enfrascan diariamente en silenciosas batallas, ajenos a la prisa de los transeúntes y a la curiosidad de algunos pocos, que se detienen a contemplar la carnicería de trebejos en el campo cuadriculado sin musitar palabra, con total respeto.
Los veo cada vez que paso camino al trabajo y a veces, cuando considero auspiciosa la constelación de formas geométricas que los incluye, disparo mi cámara y los aparto del presente también en silencio.
Ya forman parte hace mucho de mi serie de ajedrecistas fotografiados en diversas partes del mundo, parte a su vez de una colección más abarcativa sobre jugadores en general. Es que cuando los veo me siento de inmediato identificado con ellos, a mí también me apasionan los juegos, seguro que a causa del niño que todavía llevo dentro y que se resiste a dejarme.