Una de mis colegas en el desk de AFP no había tenido otro remedio que llevar consigo a su hijita al trabajo y para que la pequeña se entretuviera la había instalado cómodamente frente a una de las computadoras a jugar mientras terminaba su tarea. La pequeña estaba ensimismada jugando a vestir a su muñeca, un juego infantil tradicional. Solo que esta vez todo era virtual, la muñeca, los vestidos, todo. Como le dijera el joven Tancredo/Delon a su aristocrático tío Fabrizio/Lancaster en la inolvidable película de Luchino Visconti El Gatopardo: "Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie” (link). Las niños ya no juegan con muñecos y vestidos de trapo o de papel, sino con sus imágenes en pantallas, gracias a lo cual todo continúa igual. Como ya se habrán dado cuenta, la entrada de hoy es porque se celebra el Día Mundial del Videojuego (link).