En una de las calles laterales donde se lleva a cabo la tradicional feria dominical de Tristán Narvaja, un misterioso edificio antiguo de altos ofrece una mercadería muy especial: mitades. ¿Mitades de qué, se preguntarán? Pues tras una paciente y osada investigación cámara en mano por fin logré desentrañar (o destripar, que viene a ser lo mismo, si quieren) el enigma. Pues mitades de todo, de cualquier cosa que por algún motivo que no interesa haya quedado reducida a tan solo una parte, a una mitad, precisamente. Alli es posible, con un poco de suerte, claro está, encontrar la media naranja que falta. En la foto que, como vengo repitiendo como un mantra ya lo saben, no puede mentir, pueden apreciarse dos mitades de cuerpos femeninos subiendo la escalera con la esperanza de hallar allí las partes que les faltan, o al menos algunas que se les adapten lo mejor posible.