Es un lugar común decir que la vida no es más que un soplo (link1) (link 2). El inicio del estereotipo se remonta bastante atrás, cuando Jehová, tomando un puñado de polvo o barro, con un soplo le infundió vida y creó al hombre (link3). Seguramente alguien lo vió y bocinó el notable evento como si estuviese en la web. Esta imagen de desorden post mortem registra, creo yo, el resultado de algo asi como un soplido un tanto exagerado que dejó todo patas (¡o alas!) arriba. Si ese flujo de aire de gran intensidad fue emitido o no por el Creador, no lo sé, en todo caso busquen en Google, por ahi hallan algo.