Me paseaba por la Rambla Sur al atardecer y de pronto ¡zás! alli estaba ella, la dama del perrito (link). Por si alguien tiene dudas, yo no soy Gúrov, no estamos en Yalta ni a orlllas del mar Negro, pero les juro que me acordé de Chéjov. En eso estaba, cuando el perrito, sacando a relucir una veta ligeramente sarcástica me dijo con su vocecita canina (claro, los perros tienen voz de perros): "Che loco, ¿vos no eras el que siempre andaba por ahí con una cámara alemana? ¿Qué hacés con esa porquería japonesa? Ja,ja (en realidad dijo Guau, guau). Les aseguro que me fastidié, pero una persona de mi edad no anda por ahi discutiendo con animales desconocidos y menos aún de cámaras, de modo que tomé la foto y me retiré con aire ofendido.