lunes, 6 de abril de 2020

Un viaje a la India-8


Udaipur-3

Paso toda la jornada recorriendo la parte más vieja de la ciudad, a orillas del lago. Las calles más transitadas tienen el caótico tráfico que parece ser la norma en las ciudades indias, de acuerdo a los pocos botones de muestra que tengo hasta ahora. Presencio como una motoneta atropella a un niño de unos siete u ocho años, que al intentar levantarse se  queja de la rodilla. Acuden uno o dos adultos, pero naturalmente no saben qué hacer. Entonces recuerdo que alguna vez, hace ya bastante tiempo, fui médico, asi que me aproximo y lo examino, pero afortunadamente no parece ser algo serio. Cuando les digo a los que me rodean que le expliquen que no parece haber sido más que el susto, el motonetista se manda mudar rápidamente, con aire de estar más molesto por el contratiempo que preocupado por su atropellado. 
  


Al atardecer los ghats se llenan de mujeres con ropas de colores vivos y aspecto de recién estrenadas que encienden pequeñas lamparitas de aceite encendidas en platitos de barro cocido que van depositando en las aguas del lago para festejar el Diwali. Las pequeñas candilejas flotando sobre el lago y  los templos apenas iluminados por la tenue luz amarillenta de la puesta del sol, crean un escenario irreal. Y en medio de todos, las omnipresentes vacas, echadas pacíficamente o molestando, orinando o defecando sobre las losas de los ghats, también cubiertas de lamparas de aceite encendias o ya apagadas y pisoteadas, suciedad toda sobre la que caminan descalzos algunos fieles, un poco más atrás los templos iluminados por velas y desde los que surgen cánticos religiosos y el tañido de campanas o gongs, todo eso conforma un  espectáculo inolvidable. 



Observando desde la terraza de mi hotel todo este esplendor, tan hermoso desde lejos, cuando no se alcanza a ver la suciedad  y la miseria que lo rodea, me pregunto si a veces la belleza no está en razón inversa a la distancia desde la cual se la mira, como las favelas de Rio, coloridas como acuarelas desde lejos y horrendas de cerca. 
Un buen recuerdo de mi última noche en Udaipur, mañana de mañana continúo el viaje hacia Jodhpur.