lunes, 21 de mayo de 2018
Diario Habanero XXIV
Esta peluquería únicamente tenía ese cartel con fotografías recortadas de alguna revista indicando los tipos de corte que realizaban, pero ninguna otra información, letrero, nada. Obviamente, no hacía falta: todos sus clientes sabían adónde estaban y hasta es probable que ni siquiera tuviesen aún la autorización pertinente para dar el servicio, como ocurre con frecuencia dada la lentitud de la burocracia oficial en esos casos, según afirman los mismos cubanos.