domingo, 18 de mayo de 2014

Atardecer en el puerto

Sopla el ceñudo pampero y la temperatura ha descendido bruscamente. Es una tarde de domingo casi invernal, en el puerto de Piriápolis apenas quedan unos pocos intrépidos pescadores aferrados a sus cañas, alguna gente pasea a pie por la vuelta y otros permanecen en el interior de sus autos, como esos tres trillizos, que unánimemente decidieron quedarse a hacerle compañía a su amo en un gesto de total generosidad canina.