Esta mañana, como lloviznaba, tomé un ómnibus para ir a la agencia en lugar de caminar, como hago habitualmente. El conductor del mismo iba a los saltos, acelerando y frenando bruscamente de una manera bastante molesta. A pesar de ello, en algunas partes viajar en autobuses del transporte colectivo es una manera segura de pasar un rato incómodo, así que al final de cuentas mi corto periplo no estuvo tan mal.