jueves, 1 de diciembre de 2011

Estar y no estar

La niña estaba con su madre que, vestida de negro y con el rostro velado como las otras mujeres, participaba de una marcha contra la violencia doméstica. Pero ella, aunque estaba allí, de algún modo no estaba. Tomada de la mano de su madre, giraba infatigable sobre si misma, como los bailarines en algunos tipos de danza, amenazaba con desasisrse y partir correteando entre las militantes, formadas en columnas, como soldados. Probablemente el evento, que para los adultos era dramático -denunciar infamias recurrentes y frecuentemente impunes- no era otra cosa que un paseo más, quizás un poco más solemne que los otros, pero un paseo, al fin y al cabo.