martes, 17 de agosto de 2010

Peluquero

Esta escena que vi ayer me recordó el título de un libro del argentino Scalabrini Ortiz, "El hombre que está solo y espera", que confieso no haber leído, ni siquiera haber tenido entre mis manos. Pero este peluquero también estaba solo y esperaba. Esperaba por algún cliente, aún le faltaba un rato para cerrar. Rectifico: no, no estaba solo, tenía su diario y estaba asomado, de alguna forma virtual pero significativa, al mundo, pese a hallarse de espaldas a la ventana.