viernes, 2 de julio de 2010

Indiferente

Los fanáticos del fútbol y otros adherentes se preparaban para presenciar en la Plaza Independencia el dramático encuentro Uruguay-Ghana, épico combate de gladiadores, si los hay, definido in extremis por penales a favor de la celeste. El joven seguramente no quería gastar energía en tonterías y mientras los guerreros no aparecían en la pantalla gigante colocada frente al monumento al prócer, que la veía desde atrás (¿Nadie pensó en el pobre Artigas?), se dedicó a escuchar música confortablemente extendido sobre el césped, sabiéndose bien custodiado por esas dos mujeres policías.