miércoles, 21 de julio de 2010
Espíritu
No hay caso, no aprendo nunca...Cada vez que oigo surgir de en medio del tráfico de la ciudad el sonido de una trompeta, mientras la noche, la ¨unánime noche" de Borges, cae apresurada, me pongo como alucinado a buscar de dónde proviene. Ingenuamente confío en que, esta vez sí, por fin, el espíritu inmortal del gran Chet Baker se ha dignado a bajar -o a subir- de dondequiera que esté, para hacernos una breve visita y dejar algunas notas de su trompeta suspendidas en el aire. Pero no, tampoco fue esta vez, quizás la próxima; el pobre muchacho no tiene la culpa de mi decepción, Chet hubo/hay/habrá, uno solo.