sábado, 27 de marzo de 2010

La ventana

El viejo y otrora suntuoso edificio está abandonado desde hace años. Aún da muestras, en algunos lugares, como en el hall de entrada, de su antiguo esplendor, pero en otros el tiempo se ha ocupado de degradar su aspecto, que las casi permanentes tinieblas ocultan piadosamente. Digo "casi" porque quedan aún algunas ventanas que dejan pasar, generosas, la luz del día, quebrando así la hegemonía de las sombras.
Esa ventana, por ejemplo, da hacia un tragaluz de escaso interés en sí mismo, pero nos permite albergar algo de esperanza, creer en que tras sus sucios cristales existe algo mejor y más bello. Es poca cosa, pero es todo lo que tenemos y nos aferramos a esa ilusión como si en ello nos se nos fuese la vida.