domingo, 27 de diciembre de 2009

El rayito de luz

Fue en la penumbrosa (sí, existe esa palabra) sala de exvotos de la iglesia de Congonhas do Campo, en el estado de Minas Gerais, en Brasil, famosa por sus esculturas del Alejaidinho. No se veía gran cosa, excepto por la estrecha zona iluminada por una franja de luz que penetraba a través de un ventanuco y que se desplazaba muy lentamente con el movimiento del sol. La luz iba descubriendo infinidad de imágenes y otros objetos dejados por fieles como manifestación de agradecimiento, cada uno con su historia, importante para el o los protagonistas, per0 banales para los demás, historias condenadas desde el inicio a un implacable olvido.