martes, 29 de diciembre de 2009

Camellos y más camellos

En 2002 estuve en el poblado sagrado de Pushkar, en el noroeste de la India, durante el mercado anual de camellos, el mayor del mundo (ya hay una entrada sobre el mismo aqui).
Estuve fotografiando con entusiasmo durante varios días y no fue sino hasta bastante después que me di cuenta de la razón de mi fascinación por los camellos (hay otra entrada de un mercado similar, aunque mucho menor aquí).
Cuando era niño pasaba los veranos en casa de mi abuelo, en Sarandí del Yí, en el centro del Uruguay. En el comedor de su casa había un tapiz que representaba a un grupo de esos animales frente a las pirámides de Egipto, una escena que yo miraba varias veces al día, al sentarme a la mesa, con una indeclinable fascinación.
Pues bien, como también he descubierto al cabo del tiempo que gran parte de las cosas que me atraen para fotografiarlas tienen que ver con mis recuerdos infantiles, como una manera de tornarlos visibles, al menos, creo que durante todos estos años no he hecho más que tratar de recomponer ese mundo intangible de recuerdos de cosas imaginadas y de sueños, llevando a cabo una minuciosa y prolongada tarea de reconstrucción de lo irreal.