viernes, 2 de octubre de 2009

¡Copiones!

Los cuzquitos correteaban, hacían piruetas y se perseguían ladrando contentos por la plaza, mientras yo trataba de convencer -inútilmente, me temo- a Kurt, un joven turista alemán, de que el monumento al Entrevero, al fondo, no era una representación alegórica de las campañas electorales en el Uruguay. El pobre Kurt hacía un par de semanas que había llegado a la tierra purpúrea y aún no había percibido todos los sutiles matices de la política vernácula.
De pronto, los animalitos descubrieron el monumento referido y comenzaron a jugar a modelar un "entreverito". Me di cuenta porque mientras se paraban en dos patitas, enfrascados en una divertida escaramuza simulada, miraban de reojo sin cesar hacia la masa de bronce para ver si iban bien rumbeados.
El arte es muy motivador, no me cabe la menor duda.