
Sin embargo y desde hace ya algunos años, el aspecto de la ciudad ha ido cambiando y de a poco fragmentos de arcoiris -presuntamente extraviados- comenzaron a afincarse aquí y allá, en forma de grafittis, propaganda comercial y política y hasta en las fachadas de algunas casas disidentes.
Por ahí siempre fue más o menos así y el que ha ido cambiando fui yo, pero el caso es que mi cámara se fue acostumbrando poco a poco a utilizar película color con cada vez más frecuencia y esto me ha llevado a cambiar también en cierto modo mi manera de fotografiar y a procurar nuevos temas. Renovarse es vivir, dicen.