
El día en que tomé esta foto comenzaban a distribuir una nueva partida de libros escolares, como parte del programa "Un niño, un libro" y pude presenciar -y registrar- emocionado, como los escolares se avalanzaban sobre ellos, hojeándolos con un genuino deleite que me retrotrajo a mi propia infancia.
Para un lector ávido y acérrimo partidario de la educación popular como yo, poder fotografiar a ese grupo de lectores infantiles durante ese evento sencillo, pero significativo fue, además de un placer, una suerte de privilegio.