
Mientras los fotografiaba para exorcizar su presencia, me acordé de una historieta del genial Quino que tenía precisamente un sello y a un burócrata como protagonistas. Luego también pensé -¡vaya asociación de ideas!- en los garfios y anzuelos clavados en la carne de los personajes de la serie Hellraiser de Clive Barker y en el título del famoso cuento de Onetti, El infierno tan temido. Todo eso provocado por unos inocentes sellos de goma.