viernes, 26 de junio de 2009

Hilo de luz

El joven monje tibetano se desplazaba en silencio dentro de la sala de oraciones del monasterio Tikkse, en Laddak, en el extremo norte de la India y yo debía hacer un esfuerzo para poder seguirlo con la mirada en la penumbra. No hablábamos, no porque no tuviésemos nada que decirnos, sino porque no teníamos ningún idioma en común, aunque ambos sonreíamos. De pronto se detuvo precisamente en el lugar adonde un rayito de sol que penetraba por un estrecho ventanuco en el techo y cortaba las tinieblas le iluminó el rostro, haciendo más visible su gesto amable y no fue sino hasta algunos segundos después que me di cuenta de que acababa de disparar la cámara.