sábado, 16 de agosto de 2025

En la duda

Antes de que la mayor parte de los fotógrafos profesionales aceptáramos, muchas veces con renuencia e incluso pena, las múltiples ventajas de la fotografía digital sobre la analógica, la elección del material a emplear, la película con la que cargábamos nuestras cámaras, era sencilla. Utilizábamos negativo color, diapositivas color, o blanco y negro (B&N), con variantes menores de escasa importancia. Podíamos utilizar cámaras diferentes preparadas de manera diversa, pero la imagen que tomábamos en B&N se quedaba así; con el color había más flexibilidad y se podía imprimir o reproducir en blanco y negro, aunque no era frecuente. Los fotógrafos nos habíamos habituado a tener una visión dual, por lo general nos imaginábamos (previsualizábamos) la foto terminada directamente en color o en tonalidades de gris desde el momento mismo de la toma. Puede parecer algo sin importancia, pero no es lo mismo. Un color llamativo al ojo colocado en un lugar errado del recuadro puede cambiar completamente el resultado, incluso arruinarlo. En B&N uno ve fundamentalmente las formas, pero en color no es así, por algo los extinguidores contra incendio son rojos o naranja porque atraen nuestra mirada como imanes, por ejemplo. Se puede hablar horas sobre el tema, o en su defecto, leer cualquiera de los excelentes libros que lo abordan.
Hace ocho años, caminando por la zona de la plaza Independencia tarde en la noche, descubrí -o me descubrió ella a mí- esta imagen que me pareció atractiva. La tomé con una de mis Sonys nuevas, pero con un objetivo 35mm de Leica que me ha acompañado por el mundo desde 1974, más o menos. Cuando la edité, me entró la duda de si utilizarla tal como la había tomado (más un mínimo de posproducción, naturalmente) o si pasarla a B&N, como si la hubiese tomado con una de mis leicas y película B&N, como antes.
Aún no sé qué es mejor, algunas imágenes, como los retratos, las sigo pensando en B&N, pero otros temas...dudo, luego  existo.