Asomarse a la puerta de calle para chusmear un poco no es cosa del pasado, hoy en día la costumbre perdura, aunque como se puede apreciar en las fotos (que no mienten, no me canso de repetirlo) el resultado es otro. Por lo pronto todo se ve más colorido, aunque la verdad, para decirlo en la lengua del propio lugar, es que esta muller non ten cabeza...