Hoy es el Día Internacional del Gato (link), una de las tres fechas en las que se celebra, festeja, homenajea o glorifica, como quieran, a esos inefables compañeros que graciosamente nos autorizan, dentro de ciertos límites, claro, a compartir con ellos algunos momentos de sus fascinantes pequeñas existencias. Pero no me hagan caso a mí, lean, si ya no las conocen de memoria de tanto repetirlas, estas líneas de Borges en su libro El Hacedor):
A un gatoNo son más silenciosos los espejosni más furtiva el alba aventurera;eres, bajo la luna, esa panteraque nos es dado divisar de lejos.Por obra indescifrable de un decretodivino, te buscamos vanamente;más remoto que el Ganges y el poniente,tuya es la soledad, tuyo el secreto.Tu lomo condesciende a la morosacaricia de mi mano. Has admitido,desde esa eternidad que ya es olvido,el amor de la mano recelosa.En otro tiempo estás. Eres el dueñode un ámbito cerrado como un sueño.
¿Qué tal?