El ruido provocado por la noche al caer me sugiere que algo se hizo añicos. No me sorprende: desde hace ya algún tiempo (semanas) nos hemos ido internando en una oscuridad que algunos despistados faltos de imaginación atribuyen, erróneamente, al hecho de que en el invierno anochece más temprano.
Se equivocan. En realidad nuestra ciudad, la tacita de plata, etc., se ha ido convirtiendo, sin que nos diésemos cuenta, en una ciudad sombría, de esas tan bien descritas en ciertas novelas o películas "negras" clásicas, o más bien, tomando en cuenta que el coche que surca las oscuras calles es bastante más reciente que los clásicos modelos de los años 40 y 50, neo-noir (link). Incluso está presente el sempiterno hotelucho donde habitualmente ocurre buena parte de la trama de las películas o novelas de esa categoría, como la inolvidable Amanece (Le jour se lève) de Marcel Carné, que si no la vieron, aquí (link) se puede ver entera, con subtítulos y por si fuera poco, gratis, voilà.