miércoles, 31 de mayo de 2023

Tiempos surrealistas

¿Que el surrealismo ha muerto, quién lo dice? Un país como el nuestro, asentado sobre un importante acuífero que supo llamarse Guaraní, pero ahora ya no, en el que nunca faltó el agua, ahora carece de ella y la cosa, según vaticinan, parece que va empeorar. Claro, dicen algunos, no podía haberse previsto una sequía como la que pasamos. Pero el Titanic no debería haberse hundido, aunque por suerte algunos escépticos con poder de decisión lo dotaron de unos cuantos botes salvavidas, por si las moscas, que si no no sobraba nadie...Confieso que yo podría alegrarme por una cosa insignificante, al menos, en medio de esta tragedia (no quiero ni pensar en los que, por razones económicas, se ven forzados a usar agua salobre para todo, no solo para bañarse o tirar la cadena del baño, para todo): seguramente en breve comenzarán a llevarse a cabo coloridas procesiones rogándole al dios de los cielos, al cristiano, a Yahve, Kali, a quienquiera que uno crea que está allá arriba, para que afloje un poquito de agua y que nos caiga encima, un poquito nomás, porfa...Y yo, a registrarlas con mi cámara para la posteridad. Magro consuelo, es cierto, pero no me queda otro.