En fotografía basta que cambien las condiciones de iluminación para que todo se altere, se pierda o gane, según la circunstancias. En este caso, por ejemplo, la magia de la escena envuelta en la bruma de la foto anterior ya no está y no hay composición que pueda arreglar las cosas. Como les decía a mis alumnos en los ya lejanos tiempos en los que enseñaba, o trataba de enseñar, fotografía, lux imperat, la luz manda, que no sé si está o no bien dicho en latín, pero funciona.